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Músicos ciegos en Juchitán



Una de las ilustraciones icónicas que muestra el ensamble de músicos tradicionales de la región zapoteca del Istmo de Tehuantepec ejecutando instrumentos prehispánicos, fue creada por el etnógrafo y pintor Miguel Covarrubias en su visita a la ciudad de Juchitán en los años cuarenta.

En dicho dibujo se ve a dos jóvenes tañendo el tambor y el caparazón de tortuga percutido por astas de venado. En medio de los mozos un hombre ciego de edad avanzada toca la flauta de carrizo. El personaje es considerado uno de los más célebres ejecutantes de este instrumento: Ta Cenobio López Lena, compositor de melodías emblemáticas como Berelele ('El Alcaraván'), Guchachi' reza ('La Iguana rajada') y Carreta Guié' ('Carreta florida', en alusión a los 'Convites de flores' o 'Regadas de frutas').

La maestría de Ta Cenobio en la composición de melodías tuvo grandes alcances. En la década de los treinta el destacado compositor y director Carlos Chávez formó una orquesta integrada por instrumentos indígenas. Dicha orquesta interpretó la llamada Suite Indígena Mexicana, arreglo del músico yucateco Daniel Ayala a las melodías de Ta Cenobio López Lena.

Memoria Gráfica Zapoteca, proyecto del Comité Melendre, comparte la fotografía en la que se basó Miguel Covarrubias para su obra conocida como “Músicos ciegos en Juchitán”; imagen capturada por la lente de la fotógrafa y diseñadora de vestuario estadounidense Rosa Rolanda, quien adoptó el nombre de Rosa Covarrubias.

Como recuerdo a Ta Cenobio López Lena el insigne poeta costarricense, naturalizado juchiteco, Alfredo Cardona Peña, le dedicó unos versos a su muerte:


LOS SONES

Poetas del pueblo, labios de la hierba, oídnos;
madres y novias, canciones, oídnos:
ha muerto quien tenía la música lejana
del indio, su misterio, su melódico pájaro.

LOS ALCARABANES

¡Vamos a enterrar a Cenobio,
vamos todos con una flor!

LAS PALOMAS

Haremos altarcillos negros,
cubriremos el arrozal.

LOS ÁRBOLES

Lloraremos toda la noche.
Nuestras hojas lo cubrirán.

LOS POETAS

Esta es la eternidad de la música indígena:
tocar su fina muerte, pasar en un entierro
con su alegría triste y sus alas de barro.
En hombros va Cenobio, músico y ciego.
Nosotros lo acompañamos.
Va La Sandunga llorando,
va La Petrona de negro.
Mañana, cuando los niños despierten,
se oirá, como ayer y hoy, la melodía de siempre.
El viento estará sonando
su lejanía en las flautas
y los sones derramando
su corazón en velorios.

 

Ilustración: Raúl Anguiano


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Texto e imágenes publicadas el miércoles 06 de noviembre de 2024 en la página de Facebook de Memoria Gráfica Zapoteca