Hay un dicho popular que dice “si quieres conocer a un pueblo, escúchale cantar”. Y es que la música, conjugada con la poesía, por rústica que ésta sea (como es el caso de las canciones) es manifestación de sentimiento, vida y arte; y eso precisamente son nuestros sones istmeños, que por ser creación que provienen del mas profundo sentimiento de identidad de nuestra comunidad zapoteca, se vuelven, como escribiera el poeta Nazario Chacón, canción de la sangre, y por lo tanto, no mueren; se quedan a vivir para siempre y se vuelven, en sí, parte de la historia de nuestro pueblo. Por ello cuando los escuchamos, éstos nos trasladan a nuestro interior, nos brota el orgullo de ser, exaltan nuestras alegrías o humedecen nuestros ojos.
Ilusiones
Daniela Robles Aguirre
Ilustración: Eric Muñoz |
Noches largas sin respuesta, buscando en vano entre muchos con el mismo nombre. Jamás fue original, pero fue único para ellos. Font violeta de 16 bits preguntando por el rojo y viceversa, en un universo de letras preguntando por otras. E-mails largos y románticos, carentes de acentos y salpicados de promesas ilusamente dulces, como azúcar hecho algodón. “Iré a buscarte”. “Te esperaré siempre”. Qué lentas pasan las horas cuando estás enamorado en la red. Lo más emocionante del mundo era verla fugazmente, conectada al mensajero; sentir sus caricias a través de las letras brillantes en la pantalla. Fotografías y canciones que los acercaban un poco más, uno al otro, como sabiendo que detrás de esos antifaces había vida, alguien que sentía, que escuchaba, que los veía, haciendo más real su fantasía. Lo mejor fue aquella noche de casas vacías, en que se tuvieron completamente, una mano en el teclado, la otra imitando las caricias, describiendo lo que los ojos leían.
Yoo lidxe’ / Casa primera
Natalia Toledo |
Natalia Toledo
Dxi guca’ nahuiini’ guse’ ndaani’ na’ jñaa biida’
sica beeu ndaani’ ladxi’do’ guibá’.
Luuna’ stidu xiaa ni biree ndaani’ xpichu’ yaga bioongo’.
Gudxite nia’ strompi’pi’ bine’ laa za,
ne guie’ sti matamoro gúca behua xiñaa bitua’dxi riguíte nia’ ca bizana’.
Sica rucuiidxicabe benda buaa lu gubidxa zacaca gusidu lu daa,
galaa íque lagadu rasi belecrú.
Cayaca gueta suquii, cadiee doo ria’ ne guixhe, cayaca guendaró,
cayaba nisaguie guidxilayú, rucha’huidu dxuladi,
ne ndaani’ ti xiga ndo’pa’ ri de’du telayú.
Casa primera
De niña dormí en los brazos de mi abuela
como la luna en el corazón del cielo.
La cama: algodón que salió de la fruta del pochote.
Hice de los árboles aceite, y a mis amigos les vendí
como guachinango la flor del flamboyán.
Como secan los camarones al sol, así nos tendíamos sobre un petate.
Encima de nuestros párpados dormía la cruz del sur.
Tortillas de comiscal, hilos teñidos para las hamacas,
la comida se hacía con la felicidad de la llovizna sobre la tierra,
batíamos el chocolate,
y en una jícara enorme nos servían la madrugada.
______
Poema publicado en la revista Istmo Autónomo, hoy Revista Guidxizá (Nación Zapoteca), Año I / Nº 5, Marzo-Abril de 2005
Publicado en Guidxizá, una mirada a nuestros pueblos, suplemento cultural del Comité Melendre, Año I, N° 19, Dom 02/Dic/2012. Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente.
La metáfora como valor estético de la literatura indígena actual
Ave Barrera García |
Ave Barrera García
Durante las últimas décadas hemos
podido atestiguar con agrado el crecimiento y desarrollo de la literatura
indígena. El hecho de que actualmente exista una literatura escrita en lenguas
indígenas no es casualidad: las culturas nativas de nuestro país, que son
pueblos, naciones, tienen tras de sí una enorme tradición literaria. Uno de los
motivos determinantes de la existencia de esta literatura es que la “resistencia
cultural y lingüística [de estos pueblos] permaneció ligada a la tradición
oral, que a su vez se mantuvo vigorosamente atada a los mitos y creencias
prehispánicas”[1]. Al mantenerse latente la
lengua como instrumento de cohesión étnica, se mantuvo también la oralidad que
comunica de padres a hijos elementos esenciales de su identidad cultural, junto
con la función poética de la misma: “la poesía es también una función de la
lengua, un uso específico que supone un arte de composición que es posible entender
a partir de la cultura que la forja, [así la lengua se manifiesta como] algo
más que un vehículo, como valor per se
de su cultura y de su excelencia idiomática”[2].
Qué me hacía quererla
Mario Alberto Enríquez Licón
Ilustración: Manuel Cabrera |
Para esas faenas diurnas en las que las mujeres hallan una vida de magia paralela ―embadurnarse la cara con improbada cicatería, rayar de relámpagos regios la simetría lánguida de la cara―, encontraba esta fiera amada una tarea dócil, de agradar.
Ti bi’cu’ yu’ba’ - Un perro rabioso
Por Francisco de la Cruz
Guiruti gana paraa biree ti bi'cu' yu'ba'; tu xpixuaana' laame. Guiruti' na' guidxiña laame, cadxibica' góyaame laaca'. Ra tiicasi chéme riladxica' laame, nuu tu ruchá nisa ladime, ne nuu tu rundaa guié luguiame. Laame' neca ribeeme vupu ruaame ne riduxhume xtale, qui róyaame guiruti.
Ti gueela', ma de'gu' luguiaa, ma bisui'cabe biaani', laame gunda biuume ne gu'tame xa'na ti mexa'. Ngue cazaaca', málasi biuu chupa gubaana' raqué caba'naca' xtale bidxichi. Bi'curi la? bidxibime xtale ra binadiagame caxidxi neza zizá ca gubaana' que, ne bizuhuaame; málasi ti gubaana que bicaaguí ti biaani' huiini ziné, bizaani chaahui' luguia' bi'cu' que.
Ra bi'ya' gubaanaque dxa bi'cu' yu'ba' que la?, chaachui' dugá gulidxibe xti gubaanaque, ne guiropaca' bizuluca' zi guxooñeca'. Bi'cu' que la?, biaana' dxísime, qui ñunime gasti, ne qui niduxheme gastidi'.
Ca gubaana que la? bisiaandaca' ti dxumi dxa' bidxichi ndaani'. Gaxhado' ra nuu dxumique biaana dxa bi'cu' yu'ba'que, raqué gusime guidubi gueela'.
Siado' guie'ru', ra bixhale' bini luguiaa que la? qui ñaadxa' tu bidxela dxa bi'cu' yu'ba'que nexhe' nisiaasi. Cadxagayaa xtale bini ra cayuuya' bi'cu' yu'ba'que nexhe' cue' dxa dxumi dxa' bidxichi ndaani'.
Qui ñaadxa' tu racala'dxi' guidxiña bi'cu'que; nuu bini tu cucaa ridxi laame, tu racala'dxi guidii guendaro laame; laaca' nuu tu rini':
"Laguuya' bicu' xtine' pabia' nuu xpiaanime, laame nuame dxumi xtine', cayacaneme naa zeda sie' guendaró xtine..."
"Bi'cu'ca' la?, xtine' laame', ra lidxe' bisiniisime'...."
Zaqué cani' ca binique...
Bi'cu' yu'ba'que la? rindisa' lúsi, riduxhu' tuudxi' huiini', rigapi ruaame' dxumi que ne rieme rigatame xti neza...
Neca nuu tu racala'dxi' guidxiña laame la?, qui gandadi', cadxibica' góyaame laaca'.
Xtale bini nuu cayuuba' ladxido'ca'.
Yana la? ma guiraca' racala'dxica' gacaca' xpixuaana' xti' dxa bi'cu' yu'ba'que.
Mani' que la? cayapa dxiichi' dxumique, zacaxame guendaró xtime nga racaladxi' ca bini que gaxhaca' laame.
Ilustración de Gregorio Guerrero |
Un perro rabioso
Francisco de la Cruz
Ninguna persona sabía de dónde había venido un perro rabioso; ignoraban quién era su dueño. Nadie quería tenerlo cerca. Por donde quisiera estar lo espantaban, había gente que le aventaba agua encima y otros le tiraban muchas piedras. Él, aunque arrojaba tanta espuma por el hocico y ladrada mucho, nunca llegaba a morder a alguien.
Una noche, estaba cerrado el mercado, ya se habían apagado las luces, pero él pudo entrar y acostarse bajo una mesa. Esto hacía, cuando de pronto allí entraron dos ladrones y comenzaron a robar todo el dinero que tenían a su alcance. Este perro, al sentir el miedo de escuchar los pasos que producían los ladrones, logró incorporarse; mientras que uno de los rateros encendió la luz de una pequeña lámpara y alumbró hacia donde estaba el perro.
El ladrón cuando descubrió que se trataba de un perro rabioso, muy discreto le habló a su cómplice y los dos escaparon del lugar. El perro se mantuvo quieto, no hizo nada más, ni siquiera un ladrido se le escuchó.
Los ladrones dejaron olvidado un canasto repleto de dinero. Muy cerca del canasto se recostó aquel perro rabioso; ahí durmió toda la noche.
Al amanecer, cuando la gente abrió el mercado, no faltó quien se diera cuenta cómo estaba durmiendo el perro. Todos estaban muy sorprendidos de ver al perro rabioso, durmiendo junto a un canasto lleno de dinero.
Ahora, ya sobraba la gente que quería estar cerca del perro; había gente que le llamaba, y quienes le ofrecían comida; pero además algunos decían en voz alta:
"Miren a mi perro. ¡Qué inteligente es! Él viene cargando mi canasto, para ayudarme a comprar mi comida."
"Este perro es mío; fue criado en mi casa..."
Así decían aquellas personas.
El perro rabioso sólo levantaba la cabeza, ladraba un poco y con su hocico cargaba el canasto, para moverse de un lugar a otro.
Aunque la gente quería tenerlo cerca de su lado, no podían; porque les ganaba el miedo de recibir algunas mordidas.
Muchos se arrepentían.
Ahora, ya todos querían ser dueños de aquel perro rabioso.
Mientras que el animal muy celoso cuidaba el canasto, creyendo que era su comida lo que querían arrebatarle.
El Dato: La revista del Comité Melendre surgió inicialmente con el nombre Istmo Autónomo, mismo que mantuvo durante ocho números. Posteriormente cambió su nombre al de Guidxizá, siguiendo la secuencia numérica.
Este relato se publicó en Istmo Autónomo número 2, correspondiente a los meses de agosto y septiembre de 2004. Puede consultarse en la página oficial de la revista en Facebook o directamente en la edición impresa]
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Texto publicado en Guidxizá, una mirada a nuestros pueblos ―Año I, N° 1, Dom 29/Jul/2012― suplemento cultural del Comité Melendre en EL SUR, diario independiente del Istmo. Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente. Puede consultarse en formato PDF desde el siguiente enlace: https://issuu.com/guidxizapatriazapoteca/docs/1curvas
Texto publicado en Guidxizá, una mirada a nuestros pueblos ―Año I, N° 1, Dom 29/Jul/2012― suplemento cultural del Comité Melendre en EL SUR, diario independiente del Istmo. Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente. Puede consultarse en formato PDF desde el siguiente enlace: https://issuu.com/guidxizapatriazapoteca/docs/1curvas
Corrido de Melendre
Para descargar el Corrido de Melendre, pinche aquí.
catorce de abril
empezó la guerra
la guerra civil
Ahí viene Melendre
monta a 'Venceguerra'
con mil juchitecos
va hacia La venta
Machetes, fusiles
varas de carretas
traen los juchitecos
van hacia La venta
Machetes, fusiles
varas de carretas
traen los juchitecos
van a la revuelta
"La Historia Zapoteca tendrá que reescribirse". Presentación de libro de Michel Oudijk en el Salón Covadonga
De la Redacción
"La Historia Zapoteca tendrá que reescribirse", expresaron varias personas después de la presentación del libro del Dr. Michel Oudijk CAMBIAR PARA SEGUIR IGUAL, la fundación y caída del cacicazgo de Tehuantepec (siglos XV y XVI) publicado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, dado a conocer este jueves 28 de noviembre de 2019, a las 8 de la noche, en el Salón Covadonga, de la Col Roma, Ciudad de México, con comentarios de Víctor Cata (en cuya representación estuvo Feliciano Carrasco), Beatriz Cruz y el autor.
Más de cincuenta personas se dieron cita para escuchar los pormenores detrás de la publicación de esta obra, que es un expediente de 480 fojas, ubicado en el Archivo General de Indias (AGI) en Sevilla, España, donde se leen testimonios, tanto de Don Juan Cortés, último Señor zapoteca del Reino de Tehuantepec, como de decenas de nobles, gobernantes y habitantes zapotecas, chontales y de otras etnias de la región.
Guiigu’ ro’ Guizii en voz de Elba Cabrera
Cuando se conjuntan los buenos talentos en un esfuerzo común los alcances trascienden la dimensión del tiempo. Uno de los más grandes músicos y compositores de la Patria Zapoteca, es Margarito M. Guzmán. Nacido a finales del Siglo XIX en el Barrio Santa María en Tehuantepec, compuso música de sones y canciones (en mancuerna con otros coterráneos suyos que aportaron la parte lírica, como el gran Carlos Iribarren Sierra) que con el tiempo se convirtieron en himnos de la música tradicional en el Istmo: Tanguyú, Celosa, Guizii, entre otros.
Guizii / Tehuantepec
GUIZII
Carlos
Iribarren Sierra
ti
yu’du’ ro’ guidxilayú.
Pa
guendanabani guni naa nazaaca
zíaa
chi gusuxhí’be’ xa ñeeu.
Lii
nga ti guie’ xhuuba’ ro’
na
quíchi ne rinda’ naxhi
riele
gaxha nisado’
ne
gubidxa guirá dxi siado’.
Ribana’
lii, guizii sicarú
guidxi
diidxazá, ra gule’
napa’
rini stilu’ ngue runi nadxieelii
ne
gastiga rucaa ruaa lii.
Guendanabani sicarú
Judith Santopietro
A Macario Matus y su espíritu zapoteca que va a todos lados.
Ilustración: Francisco Santiago Regalado Puga |
Veo tu larga cabellera enredada en los listones
los peces con su piel de plata
al sol
parecen un espejo
de tus pómulos salientes,
recorres las calles
con tu cuerpo de flores hiladas
una tarde de calor
tan intrépido
igual que si buscaras a tientas en la oscuridad
tu primer rostro.
Na Melquiada Meon y su nieta Celsa
Memoria Gráfica Zapoteca, proyecto del Comité Melendre, les comparte una bella imagen de 113 años de antigüedad.
Las abuelas istmeñas zapotecas son símbolo de sabiduría, fortaleza y amor desmedido. La imagen guarda una historia de ternura. El padre de la niña Celsa de la Cruz López, conocida en edad adulta como Bida Melquiada, deseaba tener un recuerdo de su hija portando la indumentaria que con orgullo vestía su abuela Na Melquiades Osorio, conocida en el pueblo de Magdalena Tlacotepec, Nación Zapoteca, como Na Melquiada Meon.
Ca yoo xquidxilu’ napaca’ lu | Las casas de tu pueblo tienen ojos
CA YOO XQUIDXILU' NAPACA' LU
Irma Pineda
Ca yoo xquidxilu’ napaca’ lu
cuyubica yuxi nisado’
cayuyadxica’ gubidxa
cadi cuzaani íqueca’
cadi cutiee guichaiquie dexa ca’
dié nayaase, naxiñá ne na té
Tuunga nabeza xa’na’ íque yoo na té ne naguchi ca ya?
Tulaa ndaani’ ca yoo nacahui ca?
tobiluchasi neza rihuiini ndaani’ guidxi
tisi ndi nga ni ribee binni
ruaa nisado’
Guidxi nacahuigá
ni cului’si ti ruaa
dié naxiñá
Paraa zé xrinibe?
Xquendadxido’be nga bichibi
bi’cu’ la?
Nipe’ ti xcuidi canazá lu guidxi
ni gubaana cadi canachesabí íque yoo
Ca manihuiinica laaca zié ca’...
Carta a Celia Mendoza, donde aparece un león
Jorge Magariño |
Es como si apenas hubieran pasado unos días, mas de pronto llega un correo tuyo mediante el cual me anuncias la aparición del nuevo número de la revista que me recomendaste un mes atrás ¿lo recuerdas? Qué de volando pasa el tiempo.
Me invitas a leer el contenido de esta edición, me recomiendas sobre todo tres artículos y yo, condescendiente ante el consejo de mi amiga, abordo la lectura. Me atrae por encima de los otros aquél que se refiere a las vicisitudes provocadas por un león restaurantero, es decir, que habita en los jardines de un comedero, cosa muy pertinente en tratándose de felinos. Quién no va a apurar con premura los bocados si tiene ante sí a una bestia que lo mide a uno, cual expendedor de cajas mortuorias, de arriba abajo, pelando chicos ojotes y mostrando con ánimo pedagógico una dentadura impía, medianamente relucidora, pero eso sí, filosa como la chingada.
Hilo del que nos colgamos
Santiago Ruíz Santos
Hilo del que nos colgamos
liana para golpear
cabello para suicidarse
alambre que forja heridas
ritual que salva al muerto
fácil columpio
hamaca para románticos
chicote para masoquistas
prenda erótica
correa para humanos
línea de desahogo
largo hombro para sostenerse.
Hilo del que nos colgamos
liana para golpear
cabello para suicidarse
alambre que forja heridas
ritual que salva al muerto
fácil columpio
hamaca para románticos
chicote para masoquistas
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largo hombro para sostenerse.
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