Sonia Prudente López
Y me vi sentado en el banco
de nuestro Amor renaciente
exiliado de tu cuerpo,
aburrido por la espera.
En el último bostezo del sol
la espera aniquilaba
el deseo de trenzar las almas
La luz se vistió de luto
nos invitó a la separación
y sin darnos cuenta
enterró cada parte de nuestro cuerpo.
El sol molió la arena
hasta acabar con el corazón sin llanto,
la luna
congeló el campanario,
nuestros cuerpos,
y el milagro.
[Texto publicado en Guidxizá, una mirada a nuestros pueblos ―Año II, N° 73, Dom 15/Dic/2013―, suplemento cultural del Comité Melendre en EL SUR, diario independiente del Istmo, que apareció originalmente en la Revista Guidxizá, número 13, abril-junio de 2009 . Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente.]