Guendalisaa - Natalia Cruz [Autor.- Eustaquio Jiménez Girón. Arreglos: Edgard Cartas Orozco]

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Himno a la fraternidad istmeña. El Portalira Zapoteca, Eustaquio Jiménez Girón, Taquiu Nigui, hace un llamado a la Unidad, recordando nuestra 'consanguinidad', nuestro 'parentesco' que nos hermana en una sola 'gran familia' zapoteca. 

Guendalisaa significa lo anterior y más. Es el alma de la comunidad misma, el espíritu de solidaridad que ha hecho posible la supervivencia de nuestro pueblo milenario. 

El Son está muy bien logrado en voz y música. Podríamos afirmar que era un tema cuasi inédito de Ta Eustaquio Jiménez Girón, porque no tenemos noticias de que alguien la hubiese grabado antes que Natalia Cruz, reconocida intérprete ixtaltepecana.

Los arreglos y el zapateado son producto de la inspiración del maestro Edgard Cartas Orozco, más conocido como Gato Cartas, formado en la mejor tradición musical del Istmo de Tehuantepec.

Hitler, la zapoteca que sueña con santos, vírgenes y muertos


Roselia Cha’ca 


I
La de cabellos alborotados

Rafaela Hitler tenía siete años cuando la niña de la troje le vino en sueño la primera vez. Le habló en lengua za (zapoteco). La petición fue sencilla: colocar una vela de sebo a sus pies. Una, dos, tres, e incontables veces la perturbó, hasta que contó la recurrente aparición a su madre. La recomendación materna era preguntarle su origen. 

―Soy hija de Na Enedina Silio y vivo entre mazorcas ―le respondió una noche la de cabellos alborotados a la indígena.

'La Norma', a más de un año sin ella


Gregorio Guerrero
En ella recalábamos todos los sedientos de la madrugada, los insaciables, los que teníamos ese itinerario de empezar de noche en algún bar del centro y acabar en la madrugada en la Norma.

Otros seres nocturnos caían sobre ese bebedero que miraba al norte, hacia el mercado ya muerto y el cerrado palacio municipal. Desde la calle principal venían a pie algunos de los personajes fugados de los versos de Efraín Huerta en sus hombres del alba:

Travestís que descansaban de su trabajo nocturno, pequeños Robin Hods egoístas, mujeres que se acompañaban de otros hombres mientras sus hijos dormían, jóvenes adormilados, obreros que no querían llegar a casa y algún escribano o pintor discutiendo de cosas ajenas a ese templo.

Aquel lugar en la que estaban muy lejos el pensamiento en los hijos y los sollozos de la esposa, acaso las caguamas que sus fabricantes les llaman “familiares” se vertían en los vasos cuya forma y color pareciera reservado al agua de horchata en una fiesta infantil.