Artefactos sonoros en Monte Albán

Beatriz Cruz López

Los instrumentos musicales prehispánicos forman parte de los distintos testimonios del pasado que han salido a la luz en las excavaciones arqueológicas en el Estado de Oaxaca y otras partes de México. En este artículo, Gonzalo Sánchez Santiago describe sus hallazgos sobre varios artefactos sonoros que fueron hallados durante los años 1992 a 1994 en Monte Albán.

Algunas palabras sobre 'La Micaela' y 'La Martiniana'

Andrés Henestrosa
Gubidxa Guerrero Luis

El año pasado [2011] tuve el honor de presentar la Revista Guidxizá (Nación Zapoteca) en la Casa de la Cultura de Tehuantepec, recinto edificado con autorización regia y eclesiástica en el Siglo XVI, pero financiado por el entonces Cacique de Tehuantepec, Don Juan Cortés, Cosijopi II. Menciono el hecho porque en la mesa de los presentadores se encontraba ―además de los poetas Alfonso Carballo y Santiago Ruiz Santos― el profesor Mario Mecott Francisco, quien obsequió al Comité Melendre una serie de ejemplares de la revista Guiengola que dirigiera Carlos Iribarren Sierra y un documento musical cuya introducción viene suscrita por este mismo personaje. 

El perfume de Nadjube

Julio César Hernández  Benítez

I
Apareció un día más como tantos otros. Caminó lentamente entre las calles cuya arquitectura recordaba diversas épocas. Combinaciones de Art Déco, Art Nouveau y Gótico. Miraba con atención desmedida a quienes pasaban a su lado: niños vendiendo dulces entre los carros, comerciantes, restauranteros abriendo sus negocios. Se detenía a leer los encabezados de los periódicos. Luego, entraba en algún café cercano a la oficina de correos, desde donde pudiera ver cuando abrieran. Bebía tres tazas de café sin azúcar. Gustaba de ese olor a campo, la imagen del vapor saliendo de la taza.


II
Diciembre se levantó, como de costumbre, con el sonar punzante del despertador que le arrebataba la posibilidad de un segundo más de sueño. 

Se metía a la regadera, luego preparaba el desayuno, se cambiaba para el trabajo. La ruta, siempre la misma. Todos los días pasaba frente a los cafés donde en alguno, Ella permanecía sentada. Él era el sinónimo de las nueve da la mañana y no tardarían en abrir.

La abuela Matilde

Dalthon Pineda
Dalthon Pineda

A Tonita y Daniel, 
que tanto gustan de mis cuentos

La diabetes se devora en añicos a mi abuela Matilde. Ella dice entre bromas que su enfermedad cabrona prefiere comerse primero los dedos de los pies y le deja los de las manos para todavía poder desgranar la mazorca.