Se inaugura ‘Rubén, cabeza de pez’, exposición de grabados


Ayer, sábado 2 de agosto de 2014, se inauguró una exposición de grabado infantil en el Centro Cultural Herón Ríos. Dicha muestra es resultado del taller: Grabando nuestra identidad. Derechos de los pueblos, las niñas y los niños binnizá, que impartieron las antropólogas Patricia Rea Ángeles y Raquel Santiago Ponce del lunes 28 de julio al viernes 1 de agosto.

Ante un nutrido grupo de asistentes, entre quienes destacaban los niños expositores, la periodista Roselia Orozco (Cha'ca) realizó el corte inaugural, reconociendo la labor de divulgación cultural y, en este caso, de los derechos de la niñez zapoteca.

Hace algunos días Patricia Rea comentó: “Nuestro interés es que las niñas y los niños de Juchitán puedan acercarse a la nociones básicas de su derecho a la identidad, a la libertad de expresión, a la educación, a un nombre propio, al esparcimiento, al cuidado y protección, a la salud, y otros más, al mismo tiempo, que se divierten, disfrutan y comparten en la compañía de sus amigos, hermanos y comunidad binnizá”.

Al finalizar el recorrido por la exposición, Rafael Gamboa deleitó al público con un recital, con una selección de temas de su autoría, y con canciones universales escritas para los niños. 

Los grabados podrán ser apreciados durante varias semanas en la Galería Graciela Iturbide del Centro Cultural Herón Ríos. Todos juntos constituyen una historia, creada por los pequeños, para abordar un caso que ejemplifica uno de los problemas en la niñez. La reproducimos para deleite de los lectores:
“Había una vez un niño llamado Rubén. Él era un niño como todos los demás; era inteligente, simpático, alegre, juguetón y le gustaba mucho ir a la escuela, sólo que tenía una cabeza muy grande. 
Una vez, cuando Rubén estaba en el patio de la escuela, sus compañeros comenzaron a burlarse de él. Como su cabeza era muy grande, ovalada y sus cabellos un poquito rebeldes, los niños solían imaginar que su cabeza era como la de un pez muy peligroso y decidieron apodarle: “Rubén cabeza de pez”. Debido a esto, ellos le hacían toda clase de bromas: le tiraban su comida, le aventaban basura, piedras, lo empujaban y se burlaban de él por la apariencia de su cabeza.  
Para detener los abusos, Rubén decidió ir a la dirección y decirle a la directora que sus compañeros le hacían burla. Rubén le dijo: “Directora, los niños me hacen bullying, me golpean y me dicen: “Cabeza de pez”. La directora respondió: “No te preocupes, voy a investigar el caso y estos niños recibirán su castigo”.  
Durante el transcurso de la semana, la directora investiga, pero no tiene suficientes pruebas para castigar severamente a los niños, por lo cual, sólo los suspende tres días. Los niños se van de la escuela muy molestos con Rubén por haberlos delatado y prometen que se vengaran... 
Los niños se encuentran con Rubén en la calle y comienzan a atacarlo, diciéndole: “Ey, Rubén, cabeza de pez, ¿por qué nos acusaste con la directora? ¡Ahora te va a ir mal!  Inmediatamente, comienzan a golpear y a amenazar a Rubén, y le dicen: “Si nos vuelves a delatar te va a ir peor”.
Rubén se va a su casa y se encuentra a su mamá. Él llega muy golpeado y ella le pregunta: ¿Qué te pasó? ¿Por qué vienes golpeado? Y Rubén le contesta: “Me caí, en la escuela, no te preocupes, estoy bien”. Rubén no podía decirle nada a su mamá porque lo tenían amenazado… se sentía triste, solo y muy mal de no poder decirle nada a nadie y de no recibir ayuda.
Al día siguiente Rubén se va a la escuela, y se encuentra con la sorpresa de que los niños que lo golpean y se burlan de él ya regresaron a la escuela. Los niños le dicen: “¿Le dijiste algo a alguien? Y él les responde asustado: “No, no he dicho nada a nadie, no me vuelvan a pegar por favor, ya no he abierto la boca”.
Rubén no le dice nada a nadie, sin embargo está tramando algo. Una vez en la escuela escuchó hablar sobre los derechos de las niñas y los niños y se le ocurrió una gran idea. Un día fue a visitar a su amiga Keyla y juntos planearon grabar en video cuando los niños lo golpeaban. Rubén cree que teniendo evidencia del momento en que lo agreden podrá acusar a los niños para que los expulsen para siempre de la escuela.
En una ocasión, estando en la escuela, los niños vuelven a molestar a Rubén, le gritan: “Hey, tú, cabeza de pez, ¿a dónde vas? ¡Danos tu dinero!”.  Rubén atemorizado les contesta: “No tengo dinero, ya no me molesten por favor”. Los niños comienzan a golpearlo y a insultarlo. Lo golpean tan fuerte que Rubén se queda tirado en el piso. Lo que los niños no saben, es que Keyla estaba grabando toda la escena…
Keyla tiene toda la evidencia grabada y rápidamente se dirige a la dirección a hablar con la directora. Keyla le dice: “Directora, directora, estuve grabado la escena cuando golpean a Rubén, mire el video”. La directora mira el video asustada y dice: “Nunca pensé que el caso fuera tan grave, expulsaremos a esos niños de la escuela inmediatamente”. 
La directora llama a los padres de los niños y les dice que sus hijos quedan expulsados de la escuela porque golpeaban a Rubén y le hacían bullying constantemente. Los niños quedan expulsados para siempre.  
Los padres de los niños deciden llevarlos a atención psicológica para que no sigan haciendo bullying. Los niños acuden a terapia seis semanas y comprenden que no deben pegar y humillar a otros niños por sus defectos físicos, su nombre, identidad o cualquier cosa que los hiciera diferentes. El hecho de que Rubén tuviera una cabeza muy grande no significaba que tuviera cabeza de pez. Días después los niños son inscritos en otra escuela.  
Dos meses después Rubén se encuentra con los niños en la calle y él les dice que no le hagan daño, los niños le contestan: “No te preocupes Rubén, no te haremos daño, hemos comprendido que pegar a las personas es malo”. Entonces, los niños le piden disculpas y Rubén contesta: “Los perdono, seamos amigos”. Los niños contestan alegres: “Claro, seamos amigos”. 
Los niños que golpeaban a Rubén no volvieron a molestar a nadie más. Rubén y los niños se convirtieron en mejores amigos. Desde entonces todas las tardes juegan futbol en la cancha de la colonia Rodrigo Carrasco de la Octava Sección de Juchitán. Fue así como “Rubén, cabeza de pez”, se convirtió en un niño sin bullying que hizo valer sus derechos. Al final de esta historia, Rubén continúo siendo el niño inteligente, alegre y feliz de siempre. FIN”.     

[Nota publicada en Enfoque Diario el domingo 03 de agosto de 2014. Se autoriza su reproducción, siempre que sea citada la fuente.]









Ayudando a acondicionar el Centro Cultural Herón Ríos, previo a la inauguración de la expo.