Hugo Guerrero Fuentes
Abro la puerta con precisión hermética
La oquedad del cuarto esconde las mariposas negras que venían tras de mí.
Tu cuerpo: una palabra sobria de una sílaba.
Me ensalivé las manos y me adherí a ti como una rana venenosa
sujeto a tu tórax mientras tus piernas se desaguaban y emanaban un olor a sábila tierna.
Las paredes del cuarto cayeron
y dejaron ver la madrugada que tejió un camino largo e intermitente para ti.
Huiste
y nadie te vio salir con el pecado bajo la lengua y escurriendo por tus piernas
humedeciendo el camino
dejándome olerte hasta la última entraña.
Texto publicado en la Revista Guidxizá, Año IX, N° 17, Julio de 2012.