Del cielo cayeron dos semillas,
sembrarlas y cuidar de ellas.
La tierra vibró y salieron varios cuerpos
descoloridos, ella no alcanzaba a reconocer ninguno
la emoción y el miedo la enmudecieron.
Cuando despertó en sus manos sólo
tenía recuerdos, se dio la vuelta y volvió a dormir.
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Texto publicado en Istmo Autónomo (hoy Revista Guidxizá - Nación Zapoteca), Año I, Núm. 2, Agosto-Septiembre de 2004. Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente.
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