El 17 de abril de 1849 la “masa general” del pueblo de Juchitán expuso mediante sus representantes las razones para seguir beneficiándose de las salinas en su territorio. En el documento expresaron:
“Nos reconocemos con un derecho de naturaleza como legítimos dueños para aprovecharnos de este fruto, pues el ser supremo quiso ponerlo en nuestro suelo, en nuestra costa (bendito sea Dios), y no como se dice que la estamos robando, producción ofensiva y vilipendiosa, pues el que coge y disfruta lo que es suyo no lo hurta”.
[Texto publicado en Guidxizá, una mirada a nuestros pueblos, suplemento cultural del Comité Melendre, Año I, N° 39, Dom 21/Abr/2013. Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente.]