El pueblo de Juchitán
En el pueblo de San Vicente Juchitan á los diez y siete dias del mes de Abril de 1849.― Señor alcalde de primera nominacion del ilustre ayuntamiento.― En consuno la masa general de este pueblo comparecemos ante V. como mas haya lugar en derecho, pedida la venia de V. sin incurrir en nota alguna, y con el rendido respeto y nuestro pecho sano, reclamamos la contestacion de la carta que se sirvió dirigir el dia quince á la cabecera de Tehuantepec por pedimento de este mencionado pueblo, sobre la saca de sal que su Divina Magestad se ha servido darnos en nuestro suelo: y que supuesto que el Sr. D. Rafael Vaquerizo, ese señor que se titula dueño no ha tratado de sacarla, lejos de eso ha mandado á sus dependientes perderla, echando rastras y bueyes á pisotearla y emporcarla á fin de perderla, como están perdidas las Lagunetas y la salina de Dovaguichi, desde luego prometemos no se le dará lugar de ejecutarse esa infamia y tiranía en lo sucesivo, porque nos reconocemos con un derecho de naturaleza, como legítimos dueños, para aprovecharnos de este fruto, pues el Sér Supremo quiso ponerlo en nuestro suelo, en nuestra costa (bendito sea Dios) y no como se dice que la estamos robando; produccion ofensiva y vilipendiosa; pues el que coge y disfruta lo que es suyo no lo hurta: nosotros somos mexicanos, somos la nacion, y somos dueños y tenemos el mismo derecho para que de este fruto aprovecharnos, y de esto que trabajamos tenemos los impuestos que pagarle á la nacion y otras cargas concejiles precisas pertenecientes, como es nuestra iglesia tan deteriorada de un todo, las obras de beneficencia paralizadas, y la de capitacion atrasadas y el pueblo insolvente, y supuesto que la nacion no necesita en el dia de la sal, repetimos seguir sacando la sal, por ahora, y venderla al mejor postor, dando V. el correspondiente pase á dichos compradores.
Otro sí: pedimos y suplicamos encarecidamente, que el dependiente de D. Rafael Vaquerizo entregue las mulas que le quitó á los compradores mijes, igualmente las cargas de sal, porque estos compraron á buena fé, y el pueblo vende y venderá con legalidad y sin que este dependiente, C. Manuel Lopez Olivera, se vea al ímpetu y seriedad del pueblo.
Señor alcalde, padre de esta sociedad, tenga la bondad de oirnos en justicia, y si á bien tenga pase estos clamores á la cabecera de Tehuantepec, suplicando á V. provea al calce de este escrito, jurando de no proceder de malicia en todo lo espuesto.― Simon Lopez.― Juchitan, Abril 17 de 1849.― Mano que besa el comun entero de este pueblo.― Macedonio Ruiz.
[Documento publicado en Guidxizá, una mirada a nuestros pueblos, suplemento cultural del Comité Melendre, Año I, N° 40, Lun 29/Abr/2013. Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente.]