Cibeles Henestrosa y Alejandra Montemayor se solidarizan con la niñez zapoteca

Caja con los libros donados por
Alejandra Montemayor

*En días recientes donaron decenas de libros a la Biblioteca Gilberto Orozco del Centro Cultural Herón Ríos, para deleite de la niñez y la juventud binnizá


Nadie imaginó lo que la espontaneidad de Noelia López Sánchez, niña zapoteca de 10 años, desencadenaría unos días después del viernes 20 de junio del 2014, cuando solicitara el préstamo de un libro en el Centro Cultural Herón Ríos: el nacimiento de la Biblioteca Comunitaria Gilberto Orozco, que por Disposición del Consejo Directivo del Comité Melendre se creó oficialmente el viernes 4 de julio del mismo año.

Como toda biblioteca, su esencia radica en el acervo para satisfacer el ávido goce de los niños binnizá por la lectura. La recién inaugurada Biblioteca Gilberto Orozco debió subsanar la carencia de libros, por lo que, compañeros integrantes del Comité Melendre obsequiaron ―en un acto solidario y de generosidad― algunos ejemplares de sus colecciones privadas. Cabe resaltar la donación de la poeta zapoteca Irma Pineda como una muestra del compromiso para acercar a la lectura a los niños de las nubes.

En poco más de 6 meses de funcionamiento de la Biblioteca Gilberto Orozco, las donaciones no han cesado. En días recientes llegaron al Centro Cultural Herón Ríos dos paquetes de libros donados por un par de mujeres muy especiales, hijas de hombres ilustres que son referente de la cultura y las letras mexicanas: Na Cibeles Henestrosa Ríos y Alejandra Montemayor Loyo, hijas de Ta Andrés Henestrosa (+) y Don Carlos Montemayor (+) respectivamente, quienes, cabe mencionar, fueron compañeros en la Academia Mexicana de la Lengua.

Paquete de libros obsequiados por Cibeles Henestrosa Ríos,
hija de Don Andrés Henestrosa, nieta de Herón Ríos Núñez
Acciones como éstas son indicadores de que vamos por buen camino. Este tipo de gestos nos comprometen aún más con la semilla binnizá, procurando que más títulos lleguen a la niñez zapoteca para seguir favoreciendo los beneficios que trae consigo la lectura: memoria, lenguaje, capacidad de abstracción e imaginación.

La colección de esta modesta biblioteca abarca aproximadamente 300 títulos, todos donados por gente generosa, amante de la lectura y del arte.

Ojalá más personas se solidaricen con esta biblioteca sui géneris, donde el único requisito para acceder a un préstamo es proporcionar su nombre completo y leer el libro solicitado. Cabe destacar que hasta el día de hoy, todos los libros han sido devueltos al espacio que también funciona como sala de lectura, sin rayones ni mutilaciones, lo que habla del cuidado y cariño con que los usuarios los tratan.


[Texto publicado en Enfoque Diario el domingo 25 de enero de 2015. Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente.]