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Al centro, Gláfira Pineda Esteva |
Gubidxa Guerrero
A finales del siglo diecinueve, exactamente el
13 de enero de 1889, vio la luz
Gláfira Pineda Esteva, hija de Apolinar Pineda Orozco y Natividad Esteva Vázquez; nieta de Miguel Pineda y María Orozco, así como de Mariano Esteva y Leonarda Vázquez. Mujer de memoria prodigiosa, que vivió noventa y seis años, con salud y lucidez envidiables. Abuela, bisabuela y tatarabuela de varios vecinos de las calles céntricas de Juchitán, por el rumbo que hemos denominado
Barrio Guendalisaa. Familiar de casi todos.
Habló únicamente el idioma de sus ancestros, el zapoteco. En didxazá, refería a más de uno su parentesco con la heroína juchiteca Petrona Esteva, mejor conocida como Tota Taati’, quien en la gesta del 5 de septiembre de 1866 arengara a los varones a que repelieran el ataque de los franceses y quien, en compañía de otras aguerridas mujeres, tomara parte en la batalla que culminó con la victoria de los republicanos sobre el ejército de Maximiliano de Habsburgo.
Quizás por ese parentesco con Tona Taati’, la joven Gláfira se hizo aficionada a los relatos bélicos. Pudo escuchar de testigos presenciales historias sobre los personajes juchitecos, como José Gregorio Meléndez o Albino Jiménez, quienes encabezaron distintas rebeliones armadas contra los gobiernos de Oaxaca, defendiendo los bienes comunales y exigiendo la autonomía política del Istmo.