'Homenaje a Saúl Martínez', en la interpretación de Fernando Salinas, Ta Dximi



Saúl Martínez.
El 4 de enero de 1969 en el panteón Miércoles Santo, ubicado en la Octava Sección, Cheguigo, consternada y en total pesadumbre se concentró la población juchiteca a despedir a uno de sus hijos predilectos: el gran Saúl Martínez; un extraordinario músico y compositor que asombró a propios y extraños a través de nuestros sones tradicionales istmeños, al adaptarles fastuosas letras a La Sandunga, La Petrona, La Mareña, El bejuco de amor, Lucero de la mañana, y otros más que se consideran riqueza musical y cultural del Istmo de Tehuantepec.

Cantares de mi tierra

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Letra y Música: Saúl Martínez*

En los rincones de mi tierra istmeña
se canta con amor y con nobleza
nunca miente el corazón cuando jura una mujer
ni cuando se entrega el cariño con firmeza

Espinaleña de voces cantarinas
sencilla y amorosa novia amada
la ixtepecana también tierna dulce en su querer
la ixtaltepecana la dueña de la enramada

Así canta mi tierra suriana
con voz de alondra y de zorzal
así quiere la linda tehuana
con su ternura tan virginal

Apuntes eróticos




 8
¿Y por qué no entras por allí?,
si ella te lo ofrenda, es tuyo, dice,
ocúpate de mí. Yo estoy entretenida
como ves, libando el licor del árbol
de la vida y la muerte de quienes no saben.






9
Y bien, aquí estás desfigurada,
el rostro cubierto con una flor.
Sabes que el sexo de varón y de ella,
son flores. Uno al abrirse el pétalo
y la otra al estar abierta igualmente: son.





Efemérides: 1 Enero de 1859


El primero de enero de 1859 Porfirio Díaz peleó una batalla decisiva en la región istmeña, mientras era Gobernador y Comandante Militar del Departamento de Tehuantepec.  
     
Según él mismo relató en sus Memorias, un convoy de juchitecos fue asaltado mientras iba de regreso a su pueblo desde Tehuantepec. Él los protegió con sus soldados y los escoltó hasta Juchitán, lo que “dio muy buenos resultados, porque en esa batida perecieron varios de los sublevados, se recogieron algunas armas, y sobre todo, se imposibilitó por completo la mancomunidad de los juchitecos con los tehuantepecanos”.
     
La lección más importante del episodio es que no debemos dejarnos dividir por personas que con ideologías ajenas siembren la confrontación entre hermanos. El trabajo siempre unirá a nuestros comunidades.


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Texto publicado en Guidxizá, una mirada a nuestros pueblos, suplemento cultural del Comité Melendre, Año I, N° 24, Dom 06/Ene/2013. Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente.