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Sócrates |
DATO.- Tomado de
Recuerdos de Sócrates, Libro III, Cap. 6. [Introducción, traducción y notas de Juan Zaragoza], Barcelona, Biblioteca Clásica Gredos, 1993, para la
Revista Guidxizá, Año VII, número 15, Octubre-Diciembre de 2010. El nombre de este fragmento fue otorgado por la
Revista Guidxizá.
Jenofonte
[1]
Glaucón[2], hijo de Aristón, intentaba convertirse en orador político, ansioso de ponerse al frente de la ciudad cuando todavía no había cumplido veinte años[3]. Ninguno de sus parientes y amigos podía impedir que lo echaran de la tribuna y quedara en ridículo, pero lo consiguió únicamente Sócrates, que le tenía simpatía por su amistad con Cármides, el hijo de Glaucón, y con Platón.
Lo cierto es que, al encontrarse un día con él, lo primero que hizo para que le entrara el deseo de escucharle fue pararle y decirle:
―Glaucón, ¿te has propuesto ponerte al frente de nuestra ciudad?
―Desde luego, Sócrates.