Entrega Comité Melendre propuestas de modificación al Protocolo de Consulta Eólica en Juchitán

El pasado 12 de noviembre del 2014, el Comité Autonomista Zapoteca “Che Gorio Melendre” tuvo su segunda intervención en la Fase de Acuerdos Previos para la construcción y operación de un Parque Eólico en Juchitán de Zaragoza.

En representación del Comité Melendre, acudió al Foro Ecológico Juchiteco Gubidxa Guerrero Luis, Presidente del Consejo Directivo. Su participación consistió en la presentación y lectura de un documento mediante el cual se dieron a conocer algunas propuestas para que dentro de las diferentes fases que se incluyen en el Protocolo para la consulta previa, la sociedad juchiteca en su conjunto tenga una mayor participación, constituyendo realmente un ejercicio de Consulta. Asimismo se propuso que la información que se difunda sea completa, clara y veraz, y que se dé a conocer a través de medios digitales y electrónicos, además de radio y televisión.

El ladrón de Ticumán

En el año 2007 Ediciones Guidxizá publicó su segundo libro, al que denominó Los humanos mueren sonriendo, derivado del Primer Concurso de Cuento del Comité Melendre. En él cuatro jóvenes escritores compartieron relatos en torno a dos temas: ‘Mentira’ y ‘Muerte’. El texto que ahora compartimos quedó en primer lugar en ‘Mentira’.

El ladrón de Ticumán

Diana Rodríguez Vértiz


“...a hacerse el vivo, haciéndose el muerto, 
para resultar de veras muerto por hacerse el vivo.”

Miguel Ángel Asturias 
Hombres de maíz. 


La vi hermosísima, con el cabello mojado y las manos llenas de fruta. Se paró en el puesto de Don Germán a comprar un té para las hernias de su mamá; eso me lo contó mientras esperábamos el camión, hacía un calor de la chingada, yo sentía el sudor en las patillas y miraba su nariz llena de gotitas. La Irma sonreía y miraba las bolsas, como si solitas se fueran a vaciar de andar presumiendo todo lo que había comprado. Yo le miraba las manos rojas, con los dedos gorditos y las uñas largas, y luego subía la mirada a su rostro, inspeccionando todo su cuerpo; cómo me gustaba cuando se ponía la blusa azul de seda. Y cuando la veía saliendo de la escuela, bien bonita que se veía con el uniforme. Así, todos quesque dábamos la vuelta para ir a jugar futbol, pero nada qué, nomás queríamos ir a ver a las del Instituto Morelos, con sus falditas azules y sus piernas bien torneadas, pero yo no veía a las demás, palabra, yo sólo tenía ojos para ver a la Irma, con sus listones azules y su cabello amarrado en dos trenzas. Y cuando se quedaba leyendo mientras esperaba a que la doctora pasara por ella, así, en la sombra de la bardita, ni ruido hacía, no se escuchaba ni su respiración.