Plan de San Vicente. 1 de Diciembre de 1919

[DATO.- Orgullosamente zapoteca, Heliodoro Charis Castro siempre tuvo presente las necesidades de los pueblos de la región istmeña. La historia oficial, sin embargo, sólo nos recuerda su vida como la del militar valiente que peleó a las ordenes de los gobiernos revolucionarios, y no como la del líder social que encabezó nuestras luchas ancestrales, defendiendo nuestro derecho a la autodeterminación, pues como rebelde promulgó este Plan en el año de 1919.
     Documento publicado en Istmo Autónomo, hoy Guidxizá, Año I / Nº 1, Junio-Julio de 2004]


Heliodoro Charis Castro

En el punto denominado “Sanjón Lazu Guiu” de la jurisdicción de Juchitán de Zaragoza, a primero de diciembre de novecientos diez y nueve, reunidos en número competente de ciudadanos del Distrito de Juchitán, hizo uso de la palabra el ciudadano Heliodoro Charis, y dijo: que profundamente le han disgustado los procedimientos del jefe de la guarnición de la plaza de Juchitán, Mayor Antonio Morales, para con los habitantes de dicha ciudad, procedimientos que constituyen los delitos de usurpación de funciones públicas, allanamiento de morada, lesiones y ataques a las garantías individuales, porque valiéndose de su autoridad militar, usurpa las funciones de autoridades administrativas y judiciales, para juzgar y castigar con azote a los vecinos indefensos de clase humilde a quienes puede llamárseles antes de ser juzgados por autoridad competente, presuntos responsables de cualquier delito y por infracción de policía que se les imputen; que es público y notorio que diferentes ofendidos de la clase humilde se han dirigido a las autoridades superiores del citado jefe de la guarnición sin que hayan sido oídos en justicia, debido a que dicho jefe militar se adelanta a rendir informaciones, es de entenderse, contrarias a los hechos. Los abusos se han cometido y siguen cometiéndose de la manera más escandalosa sin que pueda evitarse por la razón que dista Juchitán del Gobierno del Estado de Oaxaca, quien en cada caso tiene la obligación de intervenir y proteger a sus habitantes contra los abusos de las autoridades militares, así como tiene el juez de Distrito la obligación de amparar y proteger a los ofendidos, pero muchas veces sin embargo la intervención de esas dos autoridades, los abusos, y las violaciones a las garantías individuales se consuman en los honrados hijos de Juchitán, los mismo que han contribuido para el triunfo de las revoluciones pasadas que nos hicieron conquistar las sagradas garantías individuales, que no es razonable bajo todo punto de vista, que Juchitán, después de haber ofrendado su sangre para conquistar esas libertades y esas garantías que otorga la Constitución, sufra hoy los atropellos sobre la persona y bien de sus hijos, por simple criterio de un jefe militar, que no es digno siquiera de pertenecer a un grupo de hombres armados; que es necesario hacer entender que los hijos humildes de Juchitán han aprendido durante la revolución a hacer respetar sus derechos conquistados, cuando no es posible con la pluma, entonces por medio de las armas, que en el presente caso excita no ha cambiar la forma de Gobierno General, sino eliminar todo mal elemento que éste tenga, y remediar la consumación de abusos y violencias que siempre las Autoridades  ejercen sobre las personas de los humildes hijos de Juchitán, proponiendo la erección de los Distritos de Juchitán y Tehuantepec en un pequeño Territorio Federal, de manera que la Autoridad que los gobierne, nacida de la voluntad popular, sea la que, de cerca y por su gestión violenta ante quien corresponda, evite los abusos y atropellos de las Autoridades Militares, protegiendo así a sus habitantes, cosa que el Gobierno radicado en Oaxaca, aunque así lo desee no lo puede hacer por la razón antes indicada, es decir por la distancia que existe entre la Capital del Estado y los Distritos de Juchitán y Tehuantepec; el que lleva la palabra tiene conocimiento que la misma conducta que ha observado el jefe de guarnición de Juchitán siguen los diferentes jefes de destacamentos en las poblaciones de este Distrito y del Distrito de Tehuantepec;  por tal motivo, propone el siguiente Plan que sea sostenido por medio de las armas, que se denominará “Plan de San Vicente” Juchitán.
     Primero. Eliminar las guarniciones Carrancistas de Juchitán y Tehuantepec y cualquiera que venga a substituirlas, siempre que se extralimiten de sus facultades sobre los habitantes, así como eliminar cualquier autoridad que observe la misma conducta atacando las garantías constitucionales.
     Segundo. Las fuerzas que defienden este Plan deberán impartir toda clase de garantías a los habitantes de Juchitán y Tehuantepec, respetando y haciendo respetar las libertades, las vidas, los intereses, los papeles y posesiones, cosa que las guarniciones que guarnecen los Distritos indicados no pueden impartir, siendo los primeros en pisotearlas arbitraria y escandalosamente.
     Tercero. Exigir la erección de los Distritos de Juchitán y Tehuantepec en Territorio Federal, por no llegar el número de sus habitantes al suficiente para erigirlo en Estado.
     Cuarto. Al erigirse en Territorio Federal los Distrito mencionados, la autoridad que lo gobierne será nombrada por elección directa a mayoría de votos
     Quinto. La persona que gobierne el Territorio con su carácter de Autoridad, por su mediación violenta, será el que evite en lo sucesivo, los abusos y atropellos que dan motivo al levantamiento que se prepara.
     Sexto. Para el sostenimiento de este Plan, organícense las fuerzas que se denominarán “Fuerzas Defensoras del Distrito de Juchitán”.
     Séptimo. El lema que deberán seguir estas fuerzas será: “Respeto a las garantías individuales” 
     Octavo. El movimiento armado se iniciará el día cuatro del actual a las once de la noche.
     Noveno. El Plan está sujeto a adición y reformas.

A discusión el Plan propuesto, fue aprobado unánimemente y discutido sobre la persona que debe encabezar el movimiento, con la misma unanimidad recayó la elección en la persona del ciudadano Heliodoro Charis y como segundos jefes Pedro Trinidad Martínez y Juan Pablo Jiménez. Los ciudadanos reunidos confirieron el empleo de Coronel al ciudadano Heliodoro Charis facultándolo al mismo tiempo para expedir nombramiento y ascensos a los demás miembros que deben componer las “Fuerzas Defensoras del Distrito de Juchitán”, así como le concedió amplia facultad en el ramo de Hacienda y en el de la Guerra.

Terminó el acto jurando los presentes sostener y defender este plan hasta vencer o morir, firmando para perpetuar memoria.  —H. Charis.— P. T. Martínez.—Juan Pablo Jiménez—Por Anacleto Robles Vázquez que no sabe firmar, P. T. Martínez.—F. I. Luis.—Fortino Villalobos, por sí y por los señores Francisco Martínez, Sixto Ortiz, Carlos Fiallo, Pedro Castillo y Evaristo Valdivieso que no saben firmar. —Ladislao Castro. —Por sí y por Porfirio Aquino, Margarito Sánchez, Juan Sánchez Moctezuma, Benito Llave, Basilio López, Rafael Vázquez y Manuel Sánchez que no saben firmar. —Luis Gómez. —Por sí y por Gregorio Blas, Aristeo Vásquez, Maximino Gómez, Jacinto Jiménez, Juan N. Martínez, Felipe Aquino y Paulino Sánchez  (Xadani) que no saben firmar, Camilo Luis. —Fernando Gómez, Pedro Sánchez, Isidro Guerra, Nabor Guerra, Librado Sánchez, Julián Ojeda, Manuel Gómez, Teodoro Palacios, Nicanor Robles, Albino Remizal, Dionisio Comonfort, Zeferino Aquino, Octaviano Nicolás, Felipe Celaya. —Rúbricas: Siguen más firmas. —Es copia de su original y se suplica a los correligionarios simpatizadores de este Plan, su reproducción. —El Jefe de las Fuerzas Heliodoro Charis. Rúbrica. Es copia fiel de original a que me remito.



[Texto publicado en Guidxizá, una mirada a nuestros pueblos, suplemento cultural del Comité Melendre, Año I, N° 9, Dom 23/Sep/2012. Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente.]