=Diario Comunal 238=
Jaime Martínez Luna
Las emisoras comunitarias son autodefensa de la cultura propia. Radio Maíz, de San Juan Tabaa, cumplió su noveno aniversario. Es indudable que la sociedad civil tiene la necesidad de organizarse para defender lo que considera suyo, no por defender descarnadamente su propiedad privada, sino porque lo suyo es lo que le permite vivir y reproducir su existencia. Bien se puede pensar que se defiende lo propio, y esto se entenderá como defender capitales, tierras, empresas, comercios, la familia. Sin embargo, en esta nación, unos son propietarios privados, pero otros son poseedores comunales, no sólo de territorios, recursos comunales, sino de su propia manera de pensar, de razonar y hacer la vida.
Lo que sucede en Michoacan, cierto, es la lucha por la seguridad de la población y ésta, en gran parte, se finca en la seguridad de una propiedad privada. Pero lo que se da en el campo de la cultura, del conocimiento, de la naturaleza, es una lucha social que también refleja una lucha por asegurar, defender, principios e intereses que atañen a comunidades enteras. Las radios comunitarias del sureste mexicano son testaferros de esta lucha por la defensa de su patrimonio cultural, social y económico. Cada radio es un equipo de trabajo para la autodefensa, que se protege de la multitud de mensajes que acribillan su región, que deterioran sus principios, sus valores, su conocimiento.
Claro, una radio no usa armamento bélico, pero tiene en los micrófonos la posibilidad de emitir su música, su poesía, su pensamiento, su experiencia, y con ello, lograr que sus hijos tengan los elementos para reproducirlos.
La realidad que enfrentamos hace obvia la resistencia, justifica la autodefensa. A nadie le gusta sentirse inerme ante las agresiones del exterior, agresiones que van desde mensajes televisivos, hasta, el homicidio directo.
Todo esto nos conduce a pensar que la actitud de los michoacanos que defienden sus intereses por mano propia, es una movilización amparada en la razón, y que ésta brota de las agresiones que están recibiendo a manos del crimen organizado, cuestión que el Estado, ha estado lejos de atender.
San Juan Tabaa, desde hace nueve años, defiende lo suyo, y celebrarlo es gratificante no sólo para los que comparten sus mensajes, sino para todos aquellos que estamos convencidos de respetar la diversidad cultural y social que conforma este país.
Esta autodefensa se ve claramente en la educación. Si se critica una educación que no respeta lo propio, que dinamita territorios económicos y culturales, con el señuelo de educar para ser más competentes y defender con ello, intereses ajenos, es que se está en el plano de la autodefensa.
[Texto publicado en Guidxizá, una mirada a nuestros pueblos ―Año II, N° 82, Dom 16/Feb/2014―, suplemento cultural del Comité Melendre en EL SUR, diario independiente del Istmo. Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente.]