El bilopayoo

Amílcar V. Meneses


Pepe acabó de almorzar y fue a acostarse a la hamaca. Estaba dándole un sorbo a su jícara con pozol, cuando sintió que algo se le atoró en la garganta y empezó a toser. Escupió con fuerza y salió corriendo un bilopayoo moribundo y sin cola. Dice Pepe que por eso sus hijos salieron güeros y con cuatro dedos en los pies.


Ilustración: Marco Antonio Palma



Texto publicado en la Revista Guidxizá, Año VII, número 16, Junio de 2011. Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente.