Sus ojos no me dejaron de ver.
Yo sólo observaba sus movimientos; nunca miré
su rostro. Caminaba de un lado a otro,
caminaba calculando cada
movimiento de su cuerpo. Debiste verle.
Podía percibir la acelerada respiración
que emanaba desde sus pulmones; era
tan extraño. Nunca dijo palabra, pero en
aquél cuarto dejó un eco, como si hubiera
hablado toda la noche, ajena voz quedó en las paredes.
No sé si fue locura o insomnio; mi sombra
o qué diablos, pero lo juro, no me dejaba de
ver…
_____________________________
Texto publicado en Istmo Autónomo (hoy Revista Guidxizá - Nación Zapoteca), Año II, Núm. 7, Julio-Septiembre de 2005. Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente.
Istmo Autónomo (hoy Guidxizá) es una revista cultural sin fines de lucro editada por el Comité Melendre de manera periódica.