Guidxizá (suplemento), Año I, N° 3 - Dom 12/Ago/2012


Paulatinamente, este oasis de conocimiento va dándose a conocer. Para el tercer número hay personas que adquirieron su periódico buscando este Suplemento Cultural, situación que nos deja muy satisfechos.
     Muchas veces nos quejamos de la falta de alternativas, sin asumir la responsabilidad que nos toca. El Comité Melendre intenta romper con los prejuicios en torno a lo que debe divulgarse, a lo que tiene valor cultural. Procura también demostrar que ciertas manifestaciones de nuestra cotidianeidad afianzan nuestra identidad. Las opciones propositivas las podemos brindar todos: la panadera, el fotógrafo, el poeta, la atolera, el músico. 
     Es lo que se ve en Guidxizá, una mirada a nuestros pueblos: la conjunción armoniosa de lo que nos constituye como zapotecas. Pues otros han cantado al idioma; algunos más a las artes plásticas o al bordado multicolor de nuestras mujeres. Pero, ¿qué somos sin la suma de todos?, ¿qué queda si sólo ensalzamos uno de nuestros tantos quehaceres? 
     Quizás no se había encontrado la manera. Probablemente el desmerecimiento de las labores de nuestros abuelos se hizo basado en otros parámetros. Tal vez faltó confianza suficiente para saber plasmar lo que nos identifica, sin caer en el mero folklor.
     La tercera edición de este Suplemento continúa con su nueva perspectiva. Presenta, como piezas del gran rompecabezas de nuestra esencia, a dos músicos ―uno legendario y otro joven―, a un poeta, a un colectivo de fotógrafos, y a dos mujeres excepcionales.
     Pueblos distintos, generaciones diferentes, actividades particulares, pero el mismo sentimiento y una misma pasión por hacer las cosas debidamente. Porque en el trabajo bien hecho está el primer paso hacia nuestra integración, vale la pena el esfuerzo

[Texto publicado en Guidxizá, una mirada a nuestros pueblos, suplemento cultural del Comité Melendre, Año I, N° 3, Dom 12/Ago/2012. Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente.]