Historia Zapoteca. Raíz y desarrollo de un pueblo milenario

Gubidxa Guerrero

Antes de la creación de Nueva España existieron diversos pueblos en la zona que hoy ocupa México; diversas ‘naciones’ con dinámicas propias, con sus particulares intereses, independencia y objetivos definidos. Éstos eran países que se aliaban o guerreaban entre sí. Cada uno con su propia lengua, con su propia tradición, y con su particularidad histórica. Evidentemente, se daban préstamos culturales de un pueblo a otro, había alianzas matrimoniales, o similitudes en muchos otros terrenos, tal como sucede en todas las sociedades del mundo.

En el siglo XVI todas estas naciones pasaron a ser súbditas del Rey de España, perdiendo con esto no sólo su soberanía, sino muchos otros elementos que habían atesorado y desarrollado por milenios: calendario, religión, ciencia, arquitectura...  

Dentro de estos países prehispánicos, uno de los más destacados fue el de Guidxizá, conocido convencionalmente como el reino zapoteca. Los binnizá, cuyo origen se remonta a cuando menos tres milenios, jugaron un rol destacado en la invención del primer sistema de escritura mesoamericano; asimismo, desarrollaron un sistema calendárico y arquitectónico propios. Manos zapotecas construyeron las primeras pirámides en la forma que hoy conocemos.

Los zapotecas acopiaron y trasmitieron su historia como hace cualquier pueblo. Pero después de la conquista española y de la creación de Nueva España, los zapotecas se encontraron imposibilitados para seguirla divulgando por los medio escritos (estelas, códices), y se vieron obligados a utilizar como principal herramienta la oralidad; de abuelos a nietos, de voz a voz. 

Con la independencia de México surgió una nueva entidad jurídica, nació un país con fronteras, leyes y objetivos aparentemente comunes. Los gobernantes del Estado mexicano decidieron impulsar una política de “integración”, que consistió en desaparecer todo vestigio de pluralidad. Las etnias de origen prehispánico estorbaban a la idea de “unidad nacional”. Se intentó, pues, borrar su memoria, desaparecer sus lenguas, matar sus peculiaridades. Desde el poder, se buscó por todos los medios desaparecer al “indio”, para dar paso al “mexicano”; un ser “mestizo” que sólo hablara español.

Dentro de las políticas que se impulsaron, estuvo la de homogeneizar todo el sistema educativo, desde Sonora hasta Chiapas. De este modo, un yaqui del noroeste aprende en sus lecciones de historia lo mismo que un maya de Yucatán o un zapoteca del Istmo de Tehuantepec. Por decreto, todos somos “iguales”, olvidando que cada grupo humano tiene su propia dinámica que le da personalidad a lo largo de muchos siglos.

Y llegamos a la triste situación en que nos encontramos hoy: muchos zapotecas no somos capaces de saber de dónde venimos y cuál ha sido nuestro caminar. Somos un pueblo, una nación, que no posee los mecanismos formales para transmitir su conocimiento histórico. Desafortunadamente muchos estudiantes de escuelas extranjeras conocen más acerca de nuestra cultura e historia, que un zapoteca con sangre noble en sus venas. Y esa es la situación que debe revertirse. 

Los binnizá tenemos el derecho de acceder al saber de nuestro pasado, pero ese derecho no será ejercido si antes no tomamos consciencia de su necesidad. Por eso debemos difundir, en la medida de nuestras posibilidades, parte de lo que aconteció. 

Este sábado 4 de octubre iniciará el curso trimestral Historia Zapoteca. Raíz y desarrollo de un pueblo milenario en el Centro Cultural Herón Ríos del Comité Melendre, ubicado en la Colonia Rodrigo Carrasco, Octava Sección de Juchitán. Lo impartirá su servidor de 6 a 8 de la tarde. Las inscripciones son gratuitas con sólo presentarse al lugar o escribiendo a comitemelendre@hotmail.com.

Hagamos posible que el amor que tuvieron nuestros abuelos por la patria zapoteca, por el diidxazá, y por cada metro de tierra, renazca. Que nuestros mares, montañas, pueblos y ciudades, vuelvan a florecer. Intentemos recuperar el esplendor que tuvimos durante varios milenios. Es nuestro deber. 


[Nota publicada en Enfoque Diario el sábado 4 de octubre de 2014. Se autoriza su reproducción, siempre que sea citada la fuente]