Caminando me encontré con el día

Gubidxa Guerrero 

Conocí a Ezequiel Ortega hace ya varios años. Me lo presentó el amigo Roberto Peralta durante una exposición de obra gráfica en Juchitán.

“Él es el chavo del que te he platicado. Es de Ixtepec y también pinta”. Después de algunas semanas, tuve oportunidad de conocer su obra e, inclusive, publicamos algo en la revista que he tenido el gusto de dirigir: Guidxizá, (Nación Zapoteca). 

Después me fui enterando de los caminos que tomó la obra de Ezequiel, quien no ha dejado de exponer en distintos espacios culturales y galerías, tanto de nuestra región como de otras latitudes.

Este viernes 12 de febrero, a las 6:30 de la tarde, tendremos la oportunidad de conocer otra faceta de Ezequiel Ortega, la de fotógrafo. A través de quince piezas, este joven artista visual ixtepecano nos hará recorrer parte de los senderos por los que ha transitado, ya que dice haberse encontrado con el día caminando.


Víctor Fuentes, escritor y promotor cultural de Unión Hidalgo, escribió las siguientes palabras, a propósito de la obra del joven Ezequiel: 

Ese Ortega, invita a un paseo. Él, lo anda más con las manos que con los pies. Andar en el sosiego, en las cosas silenciosas y pequeñas, en los que la figura animada está más en la cabeza  que en sí mismas. 
Toca al espectador, narrar lo visto, lo detenido, lo encapsulado. Ese paseo es el mismo que desafía toda ocupación, todo oficio de encontrarse uno mismo. Y ahí radica la perezosa voluntad de saber y querer andar sin hacer nada, no pasa por nuestro pensamiento encontrarnos sin andar, ni siquiera evocamos un verso abandonado. El paseo se da. 
Esta mano de Ese, extiende por un paseo no sólo la mirada que tantas veces nos ha compartido desde la plástica, esta nueva posibilidad narrada en tres series, apunta en la frágil profundidad de ser. ¿Hasta dónde es necesario ser?   
Ya no sólo no nos es posible contemplar, la inmensidad de los árboles sino encontrar esqueletos, objetos que otros desechan en un río ajado. Pero en la lente que nos muestra esta trilogía encarna, como lo hacen los niños cuando descubren los primeros balbuceos y el regocijo de los sonidos del habla, un habla próxima para poseer el rico lenguaje con el que contaran nuevas narrativas. 
En el otro extremo está la completa desnudez del abandono, de poseer intenciones de no hacer nada ni siquiera procurar que la imagen que veremos, es en esencia lo que queremos transmitir.

De ahí el abandono premeditado, en el que el juego visual propuesto por Ese Ortega, sea más con la mano que con los pies, se detiene a hurgar con meticuloso acercamiento arbóreo, se piensa un explorador que captura líneas, fisuras, fósiles. Y algunos arte-factos humanos y deshumanos.  
Con ello, nos revela nuestra perorata presencia sobre esta tierra basta, y él, inscrito ante este minúsculo circulo que por antonomasia segregamos. No todo es banal, afortunados somos aprendices, aún hay posibilidades en lo decantado, aún hay posibilidades en lo andado.   
En los pies reposa la cansada huella de los otros, en el andar de los otros se enaltece la mirada. Ese Ortega, sublima la mirada aprisionada, en el gusto de develarnos qué otras posibilidades tiene la mano.

Nada tenemos qué agregar a las palabras del maestro Víctor Fuentes sobre la exposición fotográfica que esta tarde será inaugurada. Queda, únicamente, invitar a conocerla.   



[Texto publicado en Enfoque Diario el viernes 12 de febrero de 2016. Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente.]