Creando comunidad o Barrio Guendalisaa

Las funciones de cine al aire libre han sido
un medio para congregar a los vecinos
Gubidxa Guerrero 

“Un barrio es una subdivisión de una ciudad o pueblo, que suele tener identidad propia y cuyos habitantes cuentan con un sentido de pertenencia. Un barrio puede haber nacido por una decisión administrativa de las autoridades, por un desarrollo inmobiliario (por ejemplo, un barrio obrero creado alrededor de una fábrica) o por el simple devenir histórico”, según definición de Julián Pérez Porto y Ana Gardey.

En la ciudad zapoteca de Juchitán de Zaragoza, en el corazón comercial del Istmo de Tehuantepec, no existen barrios, en el sentido administrativo del término. Lo que hay son secciones, demarcadas hace más de cien años por un jefe político llamado Francisco León, responsable, también, de la construcción del Palacio Municipal y de otras obras arquitectónicas en las poblaciones dependientes del distrito.

Para las secciones referidas Pancho León, como llamaban al personaje, se valió de criterios más o menos arbitrarios. Literalmente, seccionó la ciudad en varias partes, tomando como principal referencia alguna calle; de tal manera que si alguien revisa un mapa de la ciudad, podrá ver dicha división como si hubiese sido trazada con regla.

Como consecuencia, grandes familias viven en secciones distintas. Hay secciones grandísimas (Segunda, Séptima y Octava Sección) y otras que apenas abarcan el espacio entre dos vialidades paralelas (Tercera Sección). Sin embargo, pertenecer o no a alguna de estas secciones juchitecas es intrascendente ―administrativamente hablando―, debido a que no existen instituciones que las hagan funcionales. Son, cuando mucho, meras referencias para las direcciones postales. 

Se han recuperado y rehabilitado espacios públicos
Es importante hacer notar que con el crecimiento de la ciudad, que ya sobrepasa los cien mil habitantes, se han ido creado identidades comunitarias basadas, principalmente, en los lazos de parentesco, ocupación o, más recientemente, retos y problemas comunes. A estas pequeñas comunidades se les dice barrios, tal como sucede con los barrios Santa Marta, de los Pescadores, o el barrio Lima. Igual que pasa con las secciones, estos barrios son meras referencias espaciales sin autonomía de gestión.

Juchitán padece un deterioro de su vida pública sin parangón en su historia. Es considerada la ciudad más insegura del Estado de Oaxaca y una de las más peligrosas del país. La administración municipal está hecha un caos, y el debilitamiento de los lazos sociales ―propiciado por la misma inseguridad y crisis política― es lamentable. Ante esta situación, debemos buscar ejemplos de organización social que permitan solucionar problemas comunes. 

Quienes fundaron Guidxiguie’ quizás no imaginaron las dimensiones que iba a adquirir. Juchitán no nació como una localidad heterogénea. Era, como muchas otras comunidades istmeñas, un pueblo políticamente dependiente de Tehuantepec, antigua sede de los gobernantes zapotecas; esta sí más compleja, debido a sus numerosos habitantes, su importancia política y a su enorme extensión territorial.

La Asamblea es la manera en que se toman decisiones
La capital del reino binnizá estaba organizada en barrios; cada uno de los cuales contaba con su templo, sus autoridades civiles, militares, religiosas, un territorio y sus intereses comerciales y hasta políticos. El barrio (queche o guidxi) fue la fórmula que los viejos zapotecas idearon para poder administrar adecuadamente grandes poblaciones. Esto evitó que Tehuantepec se viera afectado por los males que padecen las ciudades con varias decenas de miles de habitantes: debilitamiento de los lazos sociales, delincuencia, anarquía.

Cada barrio tehuantepecano ha sido una pequeña comunidad perteneciente a un conjunto. Aunque actualmente algunas características del barrio originario se han perdido, como son las autoridades políticamente reconocidas, todavía existen sus festividades, su sentido de pertenencia y sus tierras; lo que propicia que haya orden y lazos sociales fuertes.

A diferencia de los barrios tehuantepecanos, que son nuestra principal referencia para el tema que nos ocupa, en Juchitán existe un solo templo, un solo territorio y una misma identidad. Pero lo que podría parecer una ventaja ha provocado un grave problema, ya que Juchitán, siendo una sociedad compleja, no tiene instituciones administrativas o políticas que ayuden a gestionar adecuadamente los problemas comunes.  

Se han embellecido las vialidades
Ante esta situación, últimamente han nacido varias organizaciones vecinales, la primera de las cuales fue la Junta Vecinal Guendalisaa, que funciona óptimamente en los límites de la Segunda y Tercera Sección de la ciudad, integrada por aproximadamente doscientos cincuenta miembros

En una ciudad rebasada por la delincuencia, dicha asociación de vecinos se dio a la tarea de fortalecer el tejido social como base sobre la cual disminuir los índices delictivos. El ejercicio ha dado resultados asombrosos, porque a lo largo de diecisiete meses sus integrantes han logrado reducir en más de un noventa por ciento los delitos. Asimismo, han recuperado espacios públicos, utilizándolos para actividades deportivas y culturales; han instalado alarmas vecinales, rehabilitado las vialidades, iluminándolas y haciéndolas más seguras. 

Pero quienes integran la Junta Vecinal Guendalisaa son, además, parientes en su mayoría. Tienen antecedentes amistosos y familiares de más de un siglo, lo que probablemente sea un factor crucial. Se ayudan porque se respetan, se aprecian y se saben congéneres. Pero para lo anterior ha sido necesario un ejercicio de re-conocimiento. 

Logotipo de la Junta Vecinal
Como parte de esta última tarea se emprende un proyecto al que hemos denominado “Memorias del Barrio Guendalisaa”; porque las personas que habitan las calles, avenidas y callejones donde funciona la referida Junta Vecinal constituyen una comunidad en proceso: realizan actividades conjuntas, tienen retos similares, un modelo de gestión que les permite tomar decisiones colectivas para el bien común y cuentan con personalidad jurídica (acta constitutiva debidamente protocolizada, RFC Y CLUNI). Son, según la definición inicial de este artículo, un barrio, al que llamaremos Barrio Guendalisaa, para distinguirlo del resto de la población y ubicarlo espacialmente en la Tercera y Segunda Sección de Juchitán.

Semana a semana iremos compartiendo relatos de la memoria colectiva de quienes viven o vivieron en la zona. Trataremos de recuperar historias que circulan de voz a voz, escuchadas cuando se reúnen nuestros hermanos a convivir, como puede ser una fiesta familiar, algún velorio, alguna actividad deportiva o cierta función de cine vecinal. Este proyecto será impulsado por la Junta Vecinal Guendalisaa A.C., mediante los socios que compartirán sus relatos; por la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), a través de la alumna Yéssica Castillo Luis; y por el Comité Autonomista Zapoteca “Che Gorio Melendre”

A través de “Memorias del Barrio Guendalisaa” conoceremos la riqueza social que tiene esta zona de Juchitán de Zaragoza que se ha negado a ser presa del abandono y víctima de los malos hijos de nuestro pueblo. Sabremos más de los abuelos y de quienes hoy continúan reivindicando lo mejor de nuestra estirpe zapoteca, para bien de Juchitán y para mejora de su vecindario.


[Texto publicado en Enfoque Diario el martes 22 de noviembre de 2016. Se autoriza su reproducción, siempre que sea citada la fuente.]