Dos poemas

 Mario Santiago Papasquiaro


“Porque todos somos / todos somos / todos somos
los hijos de / todos somos los hijos de / 1 brillante & colorida
flor / 1 flor llameante / & no hay nadie / que lamente lo que somos”
Canción huichola

Para Patricia Rodríguez Acosta

Mi patria es este cacto jugoso que arranco de la boca misma
del desierto
:Lophophora Williamsii:
Manuel Cabrera
/Universo de botones floreando las palmas de mis manos/
Salta & danza mi destino
Como 1 perro celebrando la bendición puntual de su alimento
La lengua de Dios me besa con firmeza
& torna & sigue & gira
Devorando el panal de mis pupilas
Está lloviendo
& la huella del diluvio
No es otra que la tierra que hoy piso
A la distancia
Sólo veo el pálpito fruto vivo de mi alma
Mis abuelos peregrinos me indican el camino/ pellizcándome
El sudor de mis moléculas
prende el sueño necesario
para que la intrínseca ceguera de mis pies
no decaiga ni en brújula ni en ánimo

La realidad de la belleza
(luciérnaga fugaz)
se posa 1 segundo en mis cabellos
¿Qué viento negro podría romperme el paso
o intentar siquiera cancelar mi canto?
El vientre de mis dientes no deja de masticar su
propia pulpa
Vuelo:trino:zureo:aúllo:salpico:preño:me exprimo:me desato
Llevo en mí el eco de 1 impulso insospechable
Simiente lunar/manantial de migraciones
Arcilla lodazal de óvulos/visiones & peñascos
Raíz que surge & se evapora
En el zaguán de las nubes
A la luz del relámpago
A 1 salto de besar el alba —pezuña de venado—
que acaricia el dulce corazón de Wirikuta





AQUÍ & AHORA

Mario Santiago Papasquiaro


El poeta agradece a su madre haber nacido
No haber sido electroshockeado/como su carnal más chavo
La madre de su madre levitando le agradece
La lección de la intemperie & el hallazgo
La bella inclinación a elegir ayuno & trago
El alto privilegio de radiografiar el corazón del lago
Aun viviendo la más brutal de las sequías
Mi amor al beso
& mi absoluta resistencia
al necio acoso de todo género de inercias
Todo ese caudal
del que soy tabla que flota por su lengua
Se lo debo a ella
que no me abortó ni aun sintiéndose arañada por el ronco
huracán de las desgracias
Todo el viento que me otorgó meciéndome
El ardor con que me ungió —pulverizando sus errores—
Su mirada de alacrán o colibrí
—según fluya el vapor que mana de las aguas secretas de la Diosa—
El cedazo /el arpón o la carnada
de lo que nunca nos hemos dicho pero sí inyectado
Tantas nieblas detenidas
& saltos de conejos empujándolas
El difícil sol directo de ser madre-hijo e hijo-madre
Estas palabras que me brotan
/al igual que sueños y caricias/
Se las digo cara a cara hoy que puedo
Antes de que huya de mis manos
la flama del cuerpo de este instante
O se funda la luz que nos penetra
Impidiéndonos perdernos en el caos
Como lágrimas que se disuelven en la lluvia



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Texto publicado en Istmo Autónomo (hoy Revista Guidxizá - Nación Zapoteca), Año I, Núm. 5, Marzo-Abril de 2005. Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente.

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