Los principales de los barrios de Tehuantepec acusan al Alcalde Mayor por abusos. 1720

DATO.- El documento que se reproduce a continuación se encuentra en el Archivo General de la Nación (AGN), Ramo Civil. Volumen 599, expediente 4. 27 de agosto de 1720. Fue tomado de la Tesis (Apéndice IV) de Maestría de Laura Machuca Gallegos Los pueblos indios de Tehuantepec y el repartimiento de mercancías durante el siglo XVII


Los principales de los barrios de Tehuantepec acusan al Alcalde Mayor de Tehuantepec por abusos. 1720 

El Pueblo de Tehuantepec


Muy poderoso señor:

El alcalde Joseph de Zuñiga y los principales de esta Villa de Tehuantepec electores de los ministros de Gobernador, Alcaldes y demás Oficiales de República de ella; hallándonos con increíbles fatigas y trabajos con el gobierno del Alcalde Mayor Don Pedro Saravia Cortés y su teniente general nos precisa a ocurrir a V. A. como leales vasallos para el logro del remedio que esperamos.
     
Lo primero habiendo hecho elección de gobernador a principios de este año a Francisco Cortés del barrio de Santa María se la llevamos a dicho Don Pedro Saravia y nos la rompió y dijo hiciéramos otra elección a que le dijimos que supuesto aquél no servía eligiese la persona que fuera de su agrado y habiéndonos mandado que eligiéramos a Ambrosio de los Ángeles, temiendo sus rigores se lo elegimos, quien luego que tomó posesión unido y confederado con dicho Alcalde Mayor mandaron demoler el mesón sin darnos cuenta a nosotros dichos principales, como era de la obligación del violentamente elegido Gobernador.
    
Siendo la única mansión y posada de tantos pasajeros y mercaderes, estando casi bueno y sin necesitar más que unos murillos en las viviendas altas y bajas, siendo fábrica tan fuerte y antigua que ninguno se acuerda de su fabricación y es común opinión que fue hechura del señor Don Fernando Cortés, el cual costará ahora suma porción de plata volverlo a poner en el estado que estaba ejecutándolo dicho Alcalde Mayor con máxima maliciosa de que no tuviesen donde gozar dichos mercaderes por vender con más crédito y libertad, en la tienda que tiene; y hasta hoy la conserva su teniente general antes dicho referido y luego de dar posesión promulgó un auto mandándolo fijar en dicho mesón antes de su derribada, mandando que no parasen en el más de tres días los mercaderes y otro puso en nuestra lengua nativa en nuestras casas de comunidad, motivándolos con el falso supuesto de que por quejas de algunos vecinos ejecutaba lo referido, que no es creíble por ser todos perjudicados en la expulsión de dichos mercaderes; los vecinos en comprar más caro en su tienda y en otras que tiene esta villa y en nosotros en no tener a quien vender pollos, gallinas, huevos, zacate, tortillas, huipiles, cambalaches de sal y otros frutos de la tierra y también la ropa que hemos menester y aunque se abróguelo dicho Alcalde Mayor, para demoler dicho mesón con un testimonio que le diese que mandó le diese el secretario de esta villa cuyo testimonio no justifica necesidad alguna echar abajo el mesón porque el secretario dio testimonio de lo que dijo un albañil, que fue pactado con dicho Alcalde Mayor para que dijese que estaba viniéndose todo abajo por lo cual y no tener donde parar tantos pasajeros andan de casa en casa buscando posada, diciéndonos mil oprobios, estando nosotros inocentes de sus descomodidades. En cuya virtud se ha de servir V. A. mandar que de los bienes de dicho Alcalde Mayor y de la persona del dicho Gobernador por cooperante a este agravio y lástima sin querer darnos cuenta se vuelva a fabricar dicho mesón con las mismas viviendas altas y bajas que tenía y las paredes tan gruesas y fuertes como estaban.
 
Asimismo se ha de servir de mandar y declarar la nulidad de dicho Gobernador, por no haber sido electo por nosotros en elección canónica en virtud de la facultad que su majestad nos da si no es violentamente y medrosos que quien verdaderamente nombramos es al dicho Francisco Cortés. Lo segundo, que no lo puede ser por ser de sangre ametalada y sambaigo, excluido por derecho de semejante ocupación; cuyo bastón se le entregue al referido Francisco Cortés.
     
Lo tercero se ha de servir V. A. de mandar apremiar a dicho Ambrosio exhiba y ponga en depósito la porción de pesos que ha sacado de los pasajeros en la cobranza de un real, cada día a cada uno de los que han vivido en dicho mesón antes de su derribada y de los que han gozado en nuestra comunidad para ayuda de la dicha edificación. Como también que no se le obligue a los pescadores del Barrio de San Blas que lleven a las casas reales la porción de pescado los viernes, sábados y vigilias del año, que habiendo sido meros obsequio a los Alcaldes Mayores, Don Pedro Saravia y su teniente lo han hecho indispensable ley, azotando rigurosamente a los miserables hijos cuando les hacen falta, con ello sin la racional consideración de que no está en mano de ellos el coger o no dicho pescado así por el viento como por otros muchos accidentes.
     
Otro abuso perjudicial se ha de servir V. A. mandar se nos quite que es cuatro reales, que traen al dicho Alcalde Mayor y su teniente y dos a su interprete por la licencia de poder tocar chirimías y trompetas en los casamientos, como también otras estafa de dos reales que le han de llevar por la licencia de matar cualquier res, mayormente no corriendo las alcabalas por dicha justicia que es preciso pagar uno y otro por cuya excesiva pensión dejan muchos de matar y así perecen.
     
En procuración del remedio se ha de servir V. A. de mandar se nos deje libre el comercio de la sal y entrada de los mercaderes, porque en todo tiempo que residió en esta villa el Alcalde Mayor Don Pedro Saravia impidió a todos con graves amenazas la venta y cambalache que hacemos con este fruto por vender él la que tiene y se quite al guarda camino que tuvo y mantiene su hermano el teniente general quien ataja a los indios que vienen de fuera por ella, oprimiéndolos a que se la compren e impidiéndoles soliciten otras más barata a la villa.
     
Como también teniendo algunos tambores los barrios de esta villa para la celebración de sus fiestas nos los recogió y quitó dicho Alcalde Mayor y su hermano y todas las veces que lo hemos menester nos arranca un peso de alquiler, con la calidad que acabada la fiesta se le ha de volver y así se ejecuta. Por lo que V. A. se ha de servir de mandar dichos nuestros tambores se nos devuelvan por ser propios y nos pague los pesos que nos ha llevado dicho alquiler.
     
Asimismo, nos llamó el día diez y ocho el teniente a todos los principales y para más aterrorizarnos nos dijo que ya venía su hermano y que nos ha de ahorcar si luego otro día no comenzábamos a fabricar el mesón a que le respondimos que no podíamos al presente por nuestras muchas ocupaciones de las milpas, cuidar de sustento de nuestras casas y sacar nuestro tributo y que lo debía levantar quien lo había mandado echar abajo, y el dicho teniente dio una palmada en la mesa diciendo que éramos unos perros pícaros, que había cuatro lenguados que dicen que su hermano está preso que es mentira, que luego que llegue a esta villa ha de castigar a todos rigurosamente; y por librarnos de sus castigos ocurrimos a V. A.
     
Y también somos sumamente agraviados todos nosotros en el nunca visto arbitrio de obligar a los hijos a que paguen un real cada semana por cuenta del tributo y corriendo esta cobranza por el principal de cada barrio muchas semanas no podemos dar cumplimiento íntegramente a los que nos corresponde por enfermedad de unos y a guisa de otros y a llevárselo así al dicho Alcalde Mayor como a su teniente faltándole a una que no sean si no es dos reales nos mete en la cárcel siguiéndosenos el perjuicio y gastos que V. A. puede considerar por cosa injusta, por lo que se ha de servir de mandar no paguemos hasta cumplido el tercio asegurado a V. A. que no decimos todos los daños en el corto tiempo de este Gobierno hemos padecido, esmerándose este Alcalde Mayor y su teniente en destituirnos de todo alivio humano, pues hasta un árbol llamado Guanacasti de más de seis brazas de grueso sumamente frondoso que era el único recreo y alegría de esta villa, donde por su frescura se ponían a su sombra todas las personas que vendían las cosas menesterosas y comestibles. Los vecinos y pasajeros no hallaban alivio a la calor más que debajo de él por lo muy ardiente de la tierra. Este nos lo mandó cortar y por más que le representamos la lástima de quitarlo y haberlo cuidado más de ochenta años y el daño general que hacía a todos, se cerró en que era su gusto y nos obligó a cortarlo por el pie y no fue otra cosa si no es porque los vendedores fueran debajo de unos jacales que mandó hacer en la plaza, junto a las Casas Reales para ver con esta inmediación si un día algo que le perjudicase a su comercio que a título de soldado le parece que su Majestad le dio para que de todas maneras nos deje atrasados y aniquilados tratándonos peor que si fuéramos esclavos. Por lo cual se ha de servir V. A. de mandar se nos remunere este daño en trescientos pesos, del mismo caudal que de aquí ha robado por el dicho Guanacasti.
     
En vista de nuestras justificadas quejas se ha de servir V. A. de mandar se nos libre Real Procusión para el remedio de todo lo que llevamos representado y porque nosotros tememos que este teniente no ha de obedecer dicho real despacho por ser tan absoluto como su hermano de haber dicho públicamente no ha de obedecer porque su hermano puede mucho, por lo que se ha de servir V. A. mandarnos con su acostumbrada piedad de mandar salga de aquí dicho teniente porque si dura se ha de acabar de destruir la villa y su jurisdicción por las temeridades que todos estamos experimentando y que estamos temiendo no hay algún alboroto en los pueblos por los rigores con que se les ha cobrado y actualmente está creciendo más la osadía de este teniente. Ha vista del despacho que V. A. envió para la parte del remedio de esta provincia. Tehuantepec y agosto 27 de 1720.

[Rúbrica] Francisco Fabián, escribano del Barrio de San Blas.
Firma también alcalde Josephe de Sonniga [Zúñiga]

[Rúbricas]
Primero principal, Jacinto Martín. Barrio de San Blas
Domingo Martín, principal del Barrio de Quichixihui
Principal Luis Martín. Barrio Santa Cruz Tacolaba
Principal Juan Martín. Barrio San Pedro Chalco
Principal Manuel García, del Barrio de Santa María Yoloteca
Principal Manuel López, del Barrio Santa María Lieza
Thomas Martín, principal de San Juan Atotonilco
Principal Manuel Baltazar, del Barrio de San Juan del Cerrillo
Pedro Alonso. Barrio Jalisco
Blas Santiago, principal del Barrio de Naborío
Principal Felipe de Santiago. Barrio San Jacinto
Sebastián Antonio, del Barrio San Gerónimo
Principal Vicente Martín, del Barrio Guichivere
Bernabé Juan, principal del Barrio Santa María Diagabeche
Principal Pascual Vasquez, del Barrio San Pedro Vixana


_____________________________________________
Texto publicado en Guidxizá, una mirada a nuestros pueblos, suplemento cultural del Comité Melendre, Año II, N° 53, Dom 28/Jul/2013, publicado en EL SUR, Diario Independiente del Istmo. Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente.