Ilustración: Francisco S. Regalado, Puga |
Pero la historia no siempre relata fielmente los acontecimientos; por lo que continuamente tiene que reescribirse, conforme nuevos hallazgos enriquecen el acervo documental de un pueblo o de cierto periodo. Tal es el caso de las narraciones populares sobre la guerra entre aztecas y zapotecas, o sobre la vida de los últimos reyes de Tehuantepec. Mucho se ha escrito al respecto, por lo que en esta ocasión me enfocaré a un solo detalle: el nombre de la esposa de Cocijoeza ('Rayo de pedernal') y madre del último monarca zapoteca.
La versión más difundida ―que no por eso tiene que ser veraz―, afirma que se llamó Coyolicatzin ('Copo de algodón'), y que perteneció a la familia gobernante de México Tenochtitlan. Y efectivamente, dicha mujer estaba emparentada con los dirigentes del reino mexica, pero no se llamaba Coyolicatzin, sino Quetzalcóatl.
¿Cuál es la fuente que me permite aseverar lo anterior? Un documento de
primera mano, todavía no publicado, que se titula: “Auttos seguidos por d[oñ]a
Magdalena de Zuñiga, mujer q[u]e fue de d[o]n Juan Corttes Caziq[u]e por si
como m[adr]e tuttora y Curadora de d[o]n phelipe Corttes su hijo, y los demás
herm[ano]s Contra el fiscal de s[u] M[agestad] sobre la posesión de los Yndios,
y otras estancias. 1567-1572”, transcrito por Michel R. Oudijk, del Instituto
de Investigaciones Filológicas de la UNAM. El manuscrito original se encuentra
en el Archivo General de Indias, en España, y la transcripción fiel ha sido
leída por muy pocas personas.
En dicho legajo se ponen de manifiesto los nombres de los últimos reyes zapotecas, y de la madre de Don Juan Cortés Cocijopi (“Rayo de viento”), a quien equivocadamente hemos llamado Coyolicatzin. ¿Por qué? Por una serie de malinterpretaciones, como sucede a menudo en la historiografía.
El relato que se fue construyendo en torno a la realeza binnizá, difundió la versión de que la esposa de Cocijoeza se llamaba en lengua zapoteca Pelaxila, o Belaxila, que podría traducirse como “Carne de algodón”, que se correspondería con la traducción al náhuatl más popular: Coyolicatzin. Sin embargo, en el documento que mencioné queda consignado el verdadero nombre de dicha persona: Xilabela en zapoteco, y Quetzalcóatl en náhuatl.
A continuación citaré dos pequeños fragmentos que aparecen en el documento de más de 400 fojas, y que son respuestas dadas por varios testigos ―que conocieron personalmente a los nobles zapotecas― ante los cuestionamientos de las autoridades españolas en un proceso legal:
Foja 73 v: “le vio que tenia por mug[e]r a xilavela hermana de monteçuma en la qual huvo por su hijo y heredero al d[ic]ho don juan cortes e despues desto fallesçieron”.
Foja 166 v: “que conosçio a huizquiahuitl y a queçalcoatl su muger padre e madre del d[ic]ho don Juan cortes señores que fueron de la d[ic]ha villa e provinçia”.
El “Huizquiahuitl” del documento, es Cocijoeza; y como ven, se le menciona por esposa a una tal Xilabela o Quetzalcóatl. Como todos aprendimos en la escuela, Quetzalcóatl significa “Serpiente emplumada”, y ya dijimos que Xilabela podría significar “Carne de algodón”. ¿Hay una contradicción?
Ninguna contradicción existe, pues es cierto que una de la acepciones de Xilabela es “Carne de algodón” (según Fray Juan de Córdoba[1], Xila equivalía a ‘algodón’, y Pèla o Béla a ‘carne’); sin embargo, esa misma palabra también se traduce como “Serpiente emplumada”; pues Xila significa, asimismo, ‘pluma verde rica’, y Bela, ‘serpiente’ (igualmente, siguiendo a Córdoba, quien es el mejor apoyo para quienes estudian el zapoteco colonial).
A finales del siglo XV, los zapotecas sólo tradujeron el nombre de la mujer venida de México, que se llamaba Quetzalcóatl. Así, desde su arribo al reino de Tehuantepec, pasó a denominarse “Xilavela” (“Serpiente emplumada”, pero en lengua zapoteca).
Ilustración: Francisco S. Regalado, Puga |
Sin embargo, con el descubrimiento y trascripción del documento mencionado podemos salir de dudas y afirmar que la madre de Don Juan Cortés Cocijopi se llamó Quetzalcóatl. Al menos hasta que nuevos manuscritos sugieran otra cosa.
Es preciso mencionar que la pronunciación de las palabras cambia con el paso de los siglos. Por eso hoy algún hablante de zapoteco podría decirme que Xilabela se aproxima más a “Carne de algodón” (pues Bela, se traduce como ‘carne’, y Xila se parece a Xiaa: ‘algodón’). Pero recordemos que el documento citado se escribió en el siglo XVI; y en aquel tiempo, Bela también significaba ‘serpiente’ o ‘culebra’, y Xila ‘pluma verde rica’.
Si quisiéramos saber cómo se pronunciaría el nombre de Quetzalcóatl en el zapoteco istmeño de hoy, podríamos adaptarlo a Beendaxhiaa (“Serpiente alada”); pues Beenda’ es ‘culebra’, y Xhiaa es ‘ala’.
Esperemos que el presente texto ayude a difundir la historia de nuestra nación zapoteca, y que también resulte útil para aclarar ciertos puntos inconsistentes.
[1] Thomas Smith-Stark et al, Versión electrónica del Vocabulario en lengva çapoteca (1578) de Juan de Córdova. Archivo en
Word Perfect de 7.752 MB. México, Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios,
El Colegio de México.
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Texto publicado en la revistra Guidxizá (Nación Zapoteca), Año VII, Núm 15, Octubre-Diciembre de 2010.