El escriba... el gran sabio y su maestro

Josué Dante Velázquez


Ilustración: Tlalok Guerrero
Más allá… justo al otro lado del bosque, se encuentra un libro aún no escrito, esperando que el escriba se decida a tomar la pluma del tintero y comience a dejar salir lo que en su interior ha estado guardado durante muchas generaciones. El escriba intenta destruir esos diques que marcan el límite de su realidad con sus fantasías, estas fantasías que lastiman a los que la vida se les va en decir escribiendo y viviendo leyendo… no son los únicos, pero los otros siguen rondando en una oscuridad en la que están seguros, allí no les harán daño aquellos que saben, allá no les quitarán la libertad de gritar y caminar por las calles de una ciudad pintada de azul, allá nadie les dice que la música sólo puede entrar por los oídos… el viento se puede mirar, los árboles dejan caer sus hojas muertas hacia arriba, la lluvia brota de abajo y vuela para volver a tomar su lugar de donde un día partió por decisión de los sabios extraviados en los templos. El escriba entra en el santuario y mira cómo sus colegas pensadores están congelados, inmóviles, tan indefensos como nunca lo fueron cuando sus piernas los dirigían a todas las partes donde la existencia humana se hacia presente. El escriba se percata que en el púlpito hay un hombre hablando de la sabiduría y la única forma de conseguirlo. El escriba se queda convencido que el camino que ha decidido tomar fue el mejor que pudo andar, sin interrupciones, incluso sin interpretaciones. El final de la vida puede estar próximo, jamás será el momento indicado, pero es la vida al final de la jornada, cansado estaremos cuando el momento nos llegue… estoy seguro que al escriba le pasará lo mismo, pero él desea morir justo en el momento en que ponga sobre el pergamino la última palabra, en la que estará envuelta todo el tiempo que su corazón latía con la sístole poética y la diástole asesina.

Más allá… justo al otro lado del bosque, hay una pequeña cabaña cubierta de nieve en el techo; es una vista hermosa cuando a la distancia uno se permite admirarla, pero es distinto cuando en su interior escribimos el más romántico poema de amor a la Dulcinea por la que no logramos vencer a un gigante de viento.
     
El escriba está sentado, esperando las primeras palabras de quien piensa ayudarlo. Se encuentra atento, contestando a preguntas, hablando de lo que en esos momentos por su mente ronda. Pero el que intenta ayudarlo se encierra en lo que ha aprendido de su naturaleza teórica; el escriba muy a menudo no termina por comprenderlo, pero al escriba no se le permite esa libertad. El escriba no comprende por qué cuando está dejando salir de su recóndito pensamiento sus palabras, el que lo ayuda escucha y no vive, quizá por la necesidad de su compromiso ético. El escriba no sabe mucho de estas cosas, pero sabe sobre otros mundos, en los que sólo otros escribas pueden ingresar, pero el que lo ayuda no terminaría de comprenderlo sin interpretarlo. ¿Cómo mueren los elefantes gran sabio?, preguntó el escriba a su gran maestro, El maestro lo mira por un momento y le dice, Siempre he confiado en la sabiduría del ser humano, pero es necesario saber manejarla porque lo llevará a su extravío y a la perdición, Gran sabio, dígame qué puedo hacer para regresar al mundo de donde un día partí, debo confesar que he extrañado mi hogar y mis libros, El maestro lo vuelve a mirar sin decir palabra y cinco segundos después le responde, Entiendo que te angusties, pero déjame decirte que yo viví lo mismo que tú, lloraba en esas noches por no saber nada de mi tempo, de mis dioses y mis ancestros, todo mi pasado había quedado atrás, no tenía el más mínimo recuerdo de mi historia, El escriba sintió un gran pesar tras escuchar las palabras de quien, estaba seguro, nunca sufrió por los profundos pensamientos que tenía, Gran sabio, ¿acaso ha padecido igual que yo con todo el conocimiento que lleva en el alma?, El sabio lo vuelve a mirar por tercera vez y tres segundos después le responde, El conocimiento de la vida se logra viviendo, el conocimiento de la ciencia se logra experimentando, el conocimiento de la mente se logra pensando, el cono- cimiento de uno mismo se logra sufriendo y teniendo miedo cuando vamos descubriendo quiénes somos realmente, El escriba se hecha a llorar y el maestro intenta consolarlo diciéndole, Serás el escriba esperado por los ancestros, el encargado de contar la historia del mundo recitando su propia vida, tendrás la gran tarea de hablar de lo que muchos sabios como yo han guardado en su alma, El gran sabio se queda pensando y continúa diciéndole, Gran escriba, ha llegado el momento de confesarte una verdad que mis maestros me han prohibido decirte por las consecuencias que el saberlo traería, El escriba lo mira sorprendido y le pregunta cuál es la confesión, El gran sabio llora y el escriba contemplando le expresa, Creo que ya no tendrá que decírmelo, El gran sabio lo interrumpe y le dice, Gran escriba, los sabios como tú están condenados a sufrir los padecimientos de lo que descubren conforme van contando historias, los escribas sabios como tú terminarán agotados después de la descarga de recuerdos y dolores que salen de su adorable y valerosa tinta, El escriba llora y se va con el rostro mirando hacia el horizonte y un poco más arriba, el gran sabio lo mira alejarse y se dirige a sus maestros que se encontraban postrados en el trono, Maestros, Dijo el sabio, El escriba ha llorado después de muchos siglos, Los maestros lo miran por dos segundos y el mayor le responde, Gran sabio, hemos escuchado toda la conversación y creo que lo has hecho bien, todos tus maestros te hemos preparado para este día, todavía te recordamos cuando iniciabas, cuando cuestionabas y lograbas tener tus propias conclusiones, pero debes recordar que muchos detrás de ti se están preparando igual que tú y que las circunstancias nunca son las mismas, el gran escriba volverá y nuevamente se encontrará contigo pero en otro momento de la historia, el gran escriba sufrirá su duelo pero sabrá superarlo, Se hizo el silencio y el maestro de maestros dijo, Gran sabio, lo que acabas de hacer ha sido una extraordinaria tarea, pero como él existen muchos escribas, que sufrirán y escribirán lo que la historia ha mantenido oculta, El gran sabio se inclina y sus oídos escuchan unas palabras. ¿Cuáles eran esas palabras preguntaría a usted estimado lector?, El escriba murió como mueren los elefantes, el gran sabio continuó ayudando a muchos otros escribas, los grandes maestros siguieron preparando a más sabios y finalmente el maestro de maestros murió y un escriba ocupó su lugar pasado los siglos.


________________________________________
Texto publicado en Guidxizá (Nación Zapoteca), Año III, Núm. 9, Julio-Septiembre de 2006. Guidxiguie', Guidxizá (Juchitán, Nación Zapoteca). Se autoriza su reproducción siempre que sea citada la fuente.

Guidxizá (antes Istmo Autónomo) es una revista cultural, sin fines de lucro, editada por el Comité Autonomista Zapoteca "Che Gorio Melendre" de manera periódica. Se distribuye en poblaciones de la Patria Zapoteca, del Istmo de Tehuantepec, en la Ciudad de México y otras de la República Mexicana.